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La presentación resultó digna. Faltó algo más. El eterno centavito para el peso. Un poco de más atrevimiento y convicción. Un árbitro más justo y que no ignorara sin sonrojos un penal tan claro como el que le hicieron a Miguel Borja.

Junior no se amilanó, no se intimidó, no se dejó dominar, se paró firme y le jugó de tú a tú al poderoso River Plate de Marcelo Gallardo, considerado el equipo que mejor juega en Sudamérica, pero terminó perdiendo 2-1, anoche en el estadio Monumental, en la segunda jornada del Grupo D de la Copa Libertadores.    

Los Tiburones mostraron dientes y no deslucieron ante el desafío de enfrentar a uno de los clubes más sólidos del torneo. No parquearon un bus de Transmetro en los arcos del Monumental. Mantuvieron la guardia en alto, pero sin dejarse poner contra las cuerdas e intercambiando golpes con el dueño de casa.

Lamentablemente los pupilos de Gallardo contaron con una mejor pegada.     

Junior sorprendió gratamente en la etapa inicial. Después de unos primeros minutos precavidos, en los que se atrincheró en su área a la espera del ritmo envolvente que acostumbra a proponer River, se fue soltando y animando a llegar a la portería local.