Efraín Cepeda: la vieja escuela sigue de pie
El senador cuenta en EL HERALDO sus secretos para convertirse en el congresista con mayor experiencia legislativa. Reveló que llegó al Senado creyendo que demoraría solo dos años.
Segundos antes de sentarse a conversar, el senador Efraín Cepeda se dirige a su escritorio, el cual está ubicado estratégicamente delante de una gran y nutrida biblioteca, en todo el frente de la puerta principal de su oficina en la ciudad de Barranquilla. Al llegar ahí, desliza el dedo índice por la pantalla de su Ipad y revisa que no haya ninguna notificación.
“Desde aquí leo EL HERALDO, estoy suscrito y llegan los PDF (...) con él resuelvo muchas cosas”, cuenta Cepeda mientras navega en su dispositivo electrónico con un particular entusiasmo; bloquea la pantalla y regresa al lugar de la entrevista.
Quien lo escucha no se imagina que es el parlamentario con más periodos consecutivos en el Congreso, con una larga y laureada carrera de 31 años en la política y más de 18 años en el sector privado, todos en el espectro de la derecha conservadora, debido a que allí también se encuentran alojadas sus convicciones que lo guían como ser humano, como padre, hijo, hermano y esposo.
Explica que su dinamismo y liderazgo en el sector empresarial lo llevaron a tener una notoriedad nacional, lo que impulsó a que Andrés Pastrana lo invitara a formar parte del movimiento Nueva Fuerza Ciudadana.
Aquellos tiempos –según Cepeda– eran momentos de la Constituyente (1991), la cual revocó al Congreso; por lo que se crearon una serie de listas, entre ellas la Nueva Fuerza Democrática liderada por Pastrana, quien finalmente fue el que lo animó para dar ese salto al espectro político.
“Pastrana vino a pedirle el apoyo a mi madre. Recuerdo que EL HERALDO lo tituló como ‘El sí de Sarita de Cepeda’ después de aquella reunión familiar. Luego yo pedí una licencia en mis empresas de dos año y medio, que era lo que faltaba para completar ese periodo legislativo, y bueno, lo que eran dos años y medio hoy son ya 31 años de trayectoria”, cuenta.
De ahí en adelante lo demás es historia. Cuando no hay mucha cosa, comenta el líder del Partido Conservador, acompaña sus tardes escuchando su preciada colección de ópera en la oficina. Le gusta escuchar música lírica, la cual alterna con su sazón costeña.
“También me gusta el Joe, el vallenato y por supuesto la música carnavalera”.
Cepeda explica que tiene un récord: el de ser el único político del país que durante más de tres décadas y, de manera ininterrumpida, tiene las puertas de su sede abierta para escuchar a líderes.
No tiene recetas ni pociones mágicas para sacar energía, porque según él, la fuerza para continuar la encuentra en la sonrisa de la gente que ama y lo sigue.
“No hay nada como la satisfacción del deber cumplido, mirar a los ojos a la comunidad, dormir sabiendo que estás aportando al desarrollo nacional y regional”.
Bastante agua ha corrido debajo del puente y desde su curul ha visto pasar todo tipo de escándalos. Ninguno, recalca el parlamentario, lo ha tocado.
“He tenido una trayectoria limpia. Yo ya estaba en una curul cuando al país lo estremecieron los episodios del narcotráfico, que tocaron a muchos congresistas y hasta a una campaña política presidencial. Tampoco he sido mencionado en casos de paramilitarismo y parapolítica, ni en el escándalo de Odebrecht. Sin embargo, sí he visto cómo a varios de mis colegas se los llevan presos”, recuerda el parlamentario desde Barranquilla.
No fue sino hasta el año 94, con la derrota de Andrés Pastrana a manos de Ernesto Samper, que Cepeda decidió meterse de lleno en la política. Esa es, hasta el momento, la única campaña que lo ha marcado, pues ahí entendió que era desde su curul que podía conseguir los cambios por los que había luchado.
De la Constituyente del 91 hasta el ascenso de la izquierda al poder en el 2022, Efraín Cepeda conserva intactos sus valores, haciéndole honor siempre a la caballerosidad de la política en tiempos de desenfreno y polarización.

Cepeda atesora sus recuerdos de cuando era presidente de los gremios económicos en la ciudad. En aquellos días, comenta, se reunía todos los sábados con Juan B. Fernández Renowitzky, entonces director de EL HERALDO, para evaluar el proceso de liquidación de las empresas públicas municipales y la creación de Triple A.