2023: elecciones, nueva tributaria, retos a la paz total y ‘estanflación’
Las previsiones hechas por especialistas incluyen una mayor participación femenina en escenarios de decisión, las relaciones exteriores que priorizará el presidente Petro y los efectos de las deudas públicas y privadas.
El nuevo año comenzó con la entrada en vigor de la nueva reforma tributaria, cuya meta será el recaudo de $20 billones para respaldar el gasto público que se propone el gobierno de Gustavo Petro en salud, educación, infraestructura e inclusión social.
Pero no es el único desafío. De acuerdo con las previsiones hechas por especialistas, las coyunturas que destacarán en 2023 serán la participación de las mujeres en los escenarios de decisión, las elecciones territoriales de gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos, las nuevas alianzas regionales en las relaciones exteriores y la expectativa de cómo se concretará la denominada “paz total” que se propone dar fin al conflicto interno armado desde las miradas y necesidades regionales.
La participación de las mujeres en los escenarios de decisión será uno de los retos del Gobierno, cuya propuesta política recibió amplío apoyo de las organizaciones sociales y los movimientos feministas del país.
“La agenda feminista no debe perder capacidad crítica, estamos discutiendo el sistema patriarcal, modelos de violencia estructural, nuestra posición en el cambio climático, el territorio y los acuerdos de paz, las reformas política, tributaria y agraria, sumado a que Petro reconoce al campesinado en un país cuya zona rural tiene un 50% de mujeres”, dice Emma Doris López, Ph.D. en Ciencias Políticas y directora de la Cátedra Unesco en Prevención de Violencia contra la Mujer.
La consolidación de la equidad de género en el plan nacional de desarrollo, implementado desde el cuatrienio de Iván Duque, es una posible ruta para seguir en los diálogos regionales, al igual que la implementación de los enfoques de género en las negociaciones de paz con el ELN.
“Es nuestro deber hacer acompañamiento y veeduría, mostrar una postura crítica, más allá de la violencia como consecuencia es actuar sobre las causas, es resignificar y redignificar a las mujeres como sujetas de derechos”, agrega López.
Las estrategias también deberán dirigirse al reconocimiento de la corrupción, criminalidad, las amenazas, la estigmatización, el acoso, la violación y el abuso a las mujeres por parte de los grupos armados que cooptan a jóvenes de 18 a 20 años, por lo general, para vincularlas a extorsiones, tráfico de drogas y armas, prostitución y control territorial.
La denominada “paz total” será transversal a las necesidades sociales del país, con dos grandes frentes por delante. Uno, los diálogos con el ELN, guerrilla que no es primera vez que tiene acercamientos con el Estado.
Las conversaciones partieron de la experiencia con las FARCEP, aunque la agenda se presentará más bilateral y con nuevas dinámicas de negociación en términos políticos, sociales y económicos.
“El ELN debe dar ejemplo de un bloque decisorio, unitario, y tiene que ver mucho con su estructura interna: si bien tiene un comando central, tiene autonomías regionales en los territorios, factores que plantean temores porque hay dinámicas diferentes en el Catatumbo, Arauca, bajo Cauca, Chocó y el Magdalena Medio”, indica el sociólogo Ferney Rodríguez Serpa, profesor e investigador de Unisimón.
Las expectativas se ciernen sobre el enfoque del Gobierno: una paz con respuesta a las necesidades de las regiones y la importancia de llegar a una salida definitiva del conflicto interno colombiano desde los intereses y las dinámicas de cada territorio.
El otro frente de trabajo será empezar a materializar las políticas sociales que, desde su campaña, Petro reivindicó en materia de educación, subsidios, políticas de vivienda. “Ya existe un ministerio de la Igualdad y la Equidad, un avance desde la política institucionalidad, pero desde la materialidad es una demanda urgente que pasemos del discurso a la realidad: de la narrativa de los ‘nadie’, a su visibilidad”, añade Rodríguez.
En su posesión, Petro se refirió a nuevas alianzas regionales, impulsar la productividad y la política económica mediante misiones, y articularse con la ‘ola rosa’, denominado así el bloque de movimientos progresistas que alcanzaron el primer mandato en países como Brasil, donde fue reelegido Luiz Inácio Lula.
“La región será una prioridad, que no es una discontinuidad con el gobierno anterior porque Iván Duque reactivó el papel de Colombia en la Comunidad Andina de Naciones”, plantea el profesor e investigador Gabriel Orozco Restrepo, director por Unisimón del nodo Caribe del Centro Colombiano de Política Pública (CCPP). “Con Asia será importante replantear puntos del TLC y en Europa las relaciones serán diversificadas”.
El nuevo año trae consigo además elecciones a gobernaciones, asambleas, alcaldías y concejos en las que el Pacto Histórico intentará ganar espacios, aunque no se descartan alianzas con los poderes políticos tradicionales por las gobernaciones de departamentos como Atlántico y Valle del Cauca. En alcaldías, los pronósticos para el Centro Democrático no son favorables en Bogotá, Medellín y Cali.
“La elección presidencial mostró que Gustavo Petro tiene muy buena capacidad de movilización de base, con el apoyo de mujeres, comunidades LGBTIQ+, fuerzas campesinas y rurales”, plantea Orozco. “Pero las hegemonías regionales gobernarán en cuerpo ajeno, con la posibilidad de conversar con el Pacto Histórico”.
La reforma tributaria sancionada por el presidente Petro tiene elementos progresivos “fuertes” y, “contra lo que muchos planteaban, era necesaria para fortalecer las finanzas” que respaldarán el gasto público y social, opina el economista Ph.D., Jairo Parada Corrales, profesor del Doctorado en Sociedad y Cultura Caribe de Unisimón.
“Son $20 billones que, se estima, se destinarán en mayoría a salud, educación, infraestructura; la austeridad para el próximo año será muy difícil, teniendo en cuenta las promesas del presidente y las demandas de la sociedad”, argumenta.
El 2023 tampoco será fácil para los bolsillos. Con una desaceleración del crecimiento y un consumo proyectado a bajar por el freno de los créditos, lo recomendable será cuidar los recursos y ahorros, priorizando los gastos domésticos. La economía mundial verá frenar las tasas y mantiene el suspenso sobre la decisión de Estados Unidos de entrar o no en recesión, cuando Europa ya lo hizo.
“Dependerá de si la reserva federal adopta la política de ‘halcón’, que sube las tasas para que baje la inflación, lo que puede dificultar la recuperación económica y frena el consumo con tarjetas de crédito”, explica Parada.
El peso de la deuda privada y pública es otro agravante: en 1999, por ejemplo, su peso era del 200% frente al Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, mientras que ahora varía entre el 300% y 400%. “Los países deben hasta tres y cuatro veces más de su PIB, a consecuencia de las políticas antipandemia que estimularon el consumo y el flujo de dinero, lo que trajo una mayor inflación y que este año entremos rápidamente en una ‘estanflación”, prevé el experto.
La política de paz total no solo implicará un acercamiento con el Eln: se extiende a organizaciones emergentes de los procesos con las AUC y las Farc-EP.
¿El desafío? Las maniobras jurídicas que dará el gobierno para incluir a alrededor de 26 organizaciones criminales, un número de actores armados que no tiene ningún otro país latinoamericano. “Es plausible una política de paz total para mitigar al máximo los brotes de violencia urbanos que tienen como consecuencia no solo la lesión de la vida, sino el deterioro de la economía a través del microtráfico y las extorsiones de estas bandas”, recalca el sociólogo Ferney Rodríguez.
¿Cuál será el marco jurídico para la “paz total”? ¿Impedirá la impunidad frente al narcotráfico y las redes que se lucran en los diferentes niveles de producción, distribución, venta al menudeo y envío al exterior? “En Barranquilla hemos visto que el puerto ha estado cooptado por grupos pagados para tener algún tipo de tráfico y que las guerras por el microtráfico se han agudizado en municipios aledaños a la ciudad, un problema que se presenta de manera similar en el Pacífico, el Catatumbo y la frontera colombo-venezolana”, apunta Gabriel Orozco.
El escepticismo es la mejor palabra para resumir lo que pueda resultar de los acercamientos con los grupos armados vinculados al narcotráfico, el sicariato y las extorsiones. “Los diálogos regionales serán determinantes porque se han escuchado a las comunidades, en febrero sabremos qué puede hacerse con lo recogido en esos espacios”, concluye Maury Almanza Iglesia, abogada doctoranda en Ciencias Sociales y Jurídicas.
