
El voto en blanco: entre los dilemas y las responsabilidades
Análisis sobre las implicaciones que tendrá el voto en blanco en esta segunda vuelta presidencial, ante la evidente gran votación que obtuvo el llamado centro político.
¿El voto en blanco depende del tipo de elección o esta depende de él?
Para responder lo anterior debemos tener en cuenta otras preguntas que por el momento no podremos resolver: ¿Quién ganará? ¿Votarán los mismos electores de la primera vuelta presidencial? ¿Mantendrán los ciudadanos mayoritariamente el rechazo a la corrupción, a los partidos políticos y seguirán buscando la paz? ¿Escogerán al mejor o al menos peor? Y finalmente, ¿cuál será el número de votos que se depositarán en blanco este 17 de junio?
Iniciemos señalando que la votación de Fajardo inclinará la balanza y ahí está su responsabilidad. Nuestro sistema electoral asume la elección presidencial por votación mayoritaria a dos vueltas; es decir, el 50% más un voto. Si en la primera vuelta ninguno de los candidatos logra ese resultado, entonces pasan a la segunda los dos más votados. En la primera vuelta se vota por simpatía o identidad y en la segunda se elige al presidente. El voto en blanco es un derecho que refleja una postura crítica sobre algo. Pero en la segunda vuelta este no tiene ningún efecto legal, ya que fue derrotado conjuntamente con todos los candidatos que no pasaron a la segunda.
El voto en blanco también ha sido utilizado como una estrategia. El ciudadano que vota por un candidato expresa un gran interés en la política. Normalmente el voto en blanco crece cuando hay carencias o pocas alternativas. En el presente el punto clave es entender que ya tuvimos diferentes alternativas y solo quedan dos: Petro y Duque. Lo anterior supondría lo importante que es decidir por uno de los dos.
Pero independiente de la voluntad de quienes promueven o alientan el voto en blanco y de quienes creen que van a votar en blanco, este favorece a uno de los dos candidatos. Por las características de esta campaña electoral el porcentaje mayor del voto en blanco tiende a favorecer al candidato del uribismo. Es algo así como que puede ser, en esta oportunidad, proclive o útil a Duque.
No siempre votar en blanco es lo más conveniente para quien lo promueve como tampoco para el sistema o para la sociedad. Sumado a una eventual disminución de la participación, puede favorecer más a un candidato que a otro.
Es probable que el voto en blanco aumente con respecto al 27 de mayo; pero numerosos ciudadanos que inicialmente manifestaron querer utilizar el voto en blanco pueden cambiar de parecer. Los electores que en particular votaron por algún candidato ahora tienen un dilema: por un lado, algo les dice que deben votar y por otro, algo se los impide o los desanima. Todos necesitamos un móvil o una justificación para actuar. La postura de algunos líderes a favor del voto en blanco, ausentes de responsabilidad política y ética, han incidido en el crecimiento moderado de dicho voto.
En la primera vuelta muchos ciudadanos votaron contra la voluntad de líderes tradicionales que desde el principio se fueron con Duque; es probable que algunos de ellos ahora voten en blanco o favorezcan a Petro.
Finalmente, ¿qué pasa con quienes votaron por primera vez y ahora se quedaron sin candidato?; se podrían sentir motivados a no votar o a votar en blanco. Está claro que muchos votos fajardistas se fueron para donde Petro, otros, según las regiones, se han ido para donde Duque, y algunos se quedarán en blanco.
De los votos de Fajardo y de De La Calle que se expresen en blanco serán menos votos por Petro; y los votos de esos dos excandidatos que apoyen a Duque serán contra Petro. Por lo tanto, Petro debe trabajar para reducir los votos en blanco y conseguir nuevos electores para compensar los que se van para donde Duque.
*Fernando Giraldo, Doctor en Ciencia Política y docente de la Universidad del Norte.