
Cuando hablamos de nuestro lindo Carnaval, en comillas o entre comillas, estamos viendo una realidad, que no es realidad, es una fantasía, que parece realidad, con una alegría, muy ficticia, pero que hay que vivirla, si el buen barranquillero y la buena barranquillera, y los visitantes en el mundo, aceptamos católicamente o no: El pecado original.
En estas costumbres o costumbrismos de nuestro Carnaval, que la Unesco, sabiamente ha reconocido que los pigmentos étnicos y además las fantasías de los atuendos muy característicos, de esos pareceres que el hombre costeño nacido en Barranquilla, muy especialmente de esa historia española, árabe, y la negroide junto a ese indio caribeño, que partiendo de esas inquietudes anormales, yo inicio a ese reflejo verdadero y autentico del Carnaval que siempre ha existido en la humanidad, después de la parranda, y sin darnos cuenta, muchos folclores musicales muestran nuestra decadencia intrínseca, donde muchos, aceptando o no esa mala circunstancia, del licor, dando producto al final extremado de la borrachera, ese figurante llamado “diablo” o “lucifer”, encarnado, en estos Carnavales últimos muchos inquietamente viviendo, esa apariencia de la perversidad, entra al cuento irónico de la fantasía del Carnaval, donde el hombre, esperanzado en cambiar cae en la tentación, de lo fatal, que empezando con un disfraz y bailando al extremo y con una gran borrachera y tantos vicios, el Diablo disfrazado, encarnado nuevamente se parece al Garabato, la esencia auténtica del Carnaval en Barranquilla, que en el mundo se repite en todos los sectores, y que Barranquilla, con esa sinceridad muy digna del barranquillero para el mundo entero muestra lo que es el Carnaval en folclor para demostrar al mundo entero la esencia del pecado original.
Nuestro barrio abajo, lógicamente sin darse cuenta no conoce el fundamento auténtico, lo que étnicamente representa esta historia original, de ese pecado intrínseco, que después de Carnaval, en un miércoles de ceniza, comenzamos a pensar, si estamos o no de paso, o si ese pecado original es verdad o es fantasía, como mentira, o sí a la fantasía como verdad.
Matusalen
Barrio Abajo.
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