Hoy, hace 20 años, fue abatido por el Bloque de Búsqueda en un tejado de un barrio popular de Medellín, mientras intentaba huir, el capo de capos Pablo Escobar Gaviria, el Patrón. Su muerte, no obstante, no significó el fin del narcotráfico en el país: el negocio se ha venido transformando y ha pasado de grandes capos ostentosos, como Escobar, a medianos y discretos ‘narcos’ asociados con las bacrim y, según algunas fuentes, también con la guerrilla.
El propio presidente Santos reconoce que el asunto del narcotráfico no terminó con el fallecimiento de Escobar y que aunque ha habido avances en la lucha contra ese flagelo, 'falta mucho para acabarlo'.
Así lo manifestó en un artículo publicado por la revista PNC de la Policía y dedicado a la muerte de Escobar: 'Veinte años después tenemos que decir que, así como el problema no nació con Escobar, tampoco terminó con él. Desde su muerte, hemos visto transformaciones trascendentales para la institucionalidad'.
Aunque admitió la inmersión del narcotráfico en las estructuras del Estado, destacó los avances investigativos y operativos de la Policía y la Fiscalía, que según él se traducen en menores índices de impunidad a los que se registraban hace 20 años.
Tras la caída de los grandes capos y la desmovilización de las AUC en 2006, el negocio del tráfico de drogas quedó en manos de la guerrilla, las bandas criminales o neoparamilitares y narcotraficantes de perfil bajo que entendieron que mostrar lo bien que les iba los perjudicaba. Todos estos actores están, además, asociados entre sí.
En los tiempos del Patrón, los capos manejaban el negocio en toda la cadena, desde la siembra hasta la venta en las calles de EEUU; ahora, los narcotraficantes están presentes solo en los primeros eslabones, hasta que la droga sale y llega a los carteles de mexicanos o centroamericanos, que son los que se lucran con el proceso de poner la droga en el país del norte.
Es el caso de ‘narcos’ como Wílber Varela, alias Jabón, o Erickson Vargas, alias Sebastián, quienes además han sido detenidos en otros países, por la persecución interna de las autoridades, que han logrado disminuir su poder y control territorial, dejándolos casi en una labor de ‘outsourcing’ delincuencial.
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, considera que su muerte 'sacó a Colombia del camino del narcotráfico y lo encauzó por el de la victoria definitiva contra los carteles de la droga'. En estos 20 años, los uniformados han acabado con los carteles de Medellín, Cali, Norte del Valle y del Caribe, y la alianza con otros países ha llevado a la detención de 44 capos que se escondían en otros países como Diego Montoya Sánchez, alias Don Diego, y Daniel El Loco Barrera.
Los sembrados que eran de hasta 100 hectáreas de hoja de coca en los tiempos de Escobar, ahora tienen una extensión promedio de 0.6 hectáreas, y así evitan ser detectados con facilidad.
Sumado a esto, los cocales en el país han disminuido (48.000 hectáreas en 2012), en parte por el denominado Plan Colombia, que ha hecho llegar al país más de 8.000 millones de dólares desde el año 2000. Según la ONU, la capacidad de producción de coca del país también ha bajado: en 2012 fueron 309 toneladas, 36 menos que en el 2011 y menos de la mitad de lo que el país llegó a producir en el 2000, cuando rondaba las 700.
La producción de países como Perú y Bolivia es ahora mayor a la de Colombia. Distinto a, por ejemplo, en 2004, cuando de acuerdo a un informe del Departamento de Estado, Colombia era el líder mundial en producción de cocaína con aproximadamente el 70% del total de la distribución a nivel mundial y el 90% del procesamiento.

Pablo Escobar.
Las Farc siempre han negado que su negocio sea el del tráfico de drogas y que tengan nexos con narcotraficantes o bandas, y aseguran que lo que hacen es cobrar 'impuesto al gramaje'.
No obstante, los gobiernos de Colombia y EEUU han acusado a las Farc de actuar como un cartel del narcotráfico e, incluso, en febrero de 2007 fue extraditada Nayibe Rojas, alias 'Sonia', junto con otros dos combatientes hallados culpables de narcotráfico.
Esta guerrilla ha llegado a cobrar 40.000 dólares mensuales por el funcionamiento de los laboratorios y cerca de 20 dólares por cada kilogramo distribuido. Y en la medición del 2011 del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, las Farc mantenían el monopolio del narcotráfico en 108 municipios de 17 departamentos, a través de 78 de sus estructuras.
De acuerdo a un estudio realizado por la Unidad de Información y Análisis Financiero en 2005, el narcotráfico significaba para las Farc el 30 por ciento de sus ganancias, es decir, unos 600 millones de dólares. No obstante, otros informes oficiales hablan de que las Farc obtienen, en realidad, el 78 por ciento de sus ganancias del tráfico de drogas, calculadas en unos 1.000 millones de dólares al año.
Por el lado de las bacrim, que no solo operan en el territorio nacional sino también en otros países como Venezuela y Panamá, se sabe que están aliadas con guerrillas y narcotraficantes, debido a que su principal actividad es el control sobre el tráfico de estupefacientes. Igualmente, tienen nexos con varias mafias mexicanas, entre las que figuran el Cártel de Sinaloa y Los Zetas.
Santos, en un informe sobre las bacrim, aseguró que 'Los Urabeños' 'resisten la ofensiva del Estado y mantiene influencia a nivel nacional'. Grupos como 'Los Rastrojos', asegura, están 'cada vez más reducidos'.
Colombia ha pasado de ser un país productor a uno consumidor. El 20% de la cocaína y el 70% de la marihuana producida es consumida internamente. Hoy, el narcotráfico mueve 500.000 millones de dólares en el mundo y en Colombia, 18.000 millones. Colombia, de acuerdo a Time, de las 185 toneladas métricas de cocaína que produce, el 61% va a EEUU y el 39% a Europa. Y además, ha puesto más de 20.000 muertos en 20 años.
Sus familiares lo recuerdan
Juan Sebastián Marroquín, uno de los dos hijos de Pablo Escobar, dijo en una entrevista al diario austriaco Die Presse, que su padre es usado como un 'chivo expiatorio' en Colombia y que se le han atribuido muchos crímenes que no cometió.
'Eso es muy fácil. Si él, el fallecido Pablo Escobar, asume la culpa de todo ya no hace falta seguir hablando ni investigando. Así están todos satisfechos', relata Marroquín en la entrevista.
Sobre los numerosos asesinatos que se atribuyen a su padre, el hoy empresario textil declara que Escobar fue un personaje contradictorio, muy generoso pero muy violento, del que 'aún no se ha escrito la verdadera historia'.
Aunque Luz Marina, la hermana del capo, no pretende que el país perdone de golpe al autor de al menos 5.000 asesinatos, espera 'que la gente abra las puertas del corazón al perdón' y se tomen su tiempo, al igual que hizo ella con su hermano.
Una página que no se ha pasado
El fundador del Cartel de Medellín, de la cultura ‘narco’ en el país, se hizo, en los 80, el hombre más rico del mundo, según ‘Forbes’. Empezó como ladrón de carros y llegó a poner en jaque la institucionalidad colombiana al negociar con agentes de la DEA, así como con presidentes como el general Manuel Antonio Noriega, de Panamá, o Vladimiro Montesiones, asesor del expresidente peruano Alberto Fujimori.
Los momentos aciagos que marcaron a Colombia
1982. Pablo Escobar llega al Congreso al ganar la curul como suplente a la Cámara de Representantes. Un juez le abre investigación por narcotráfico y ordena su captura.
1984-86. Ordena el asesinato del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, para impedir su extradición, así como la de magistrados, jueces y prensa que lo acusan.
1988. Se desata la guerra entre los carteles de Medellín y Cali. Escobar ordena una serie de secuestros de personajes de la vida pública nacional para presionar al Gobierno.
1991-92. Escobar se entrega a las autoridades y se instala en la cárcel la Catedral, un fortín donde siguió delinquiendo y del que se fugó con sus trabajadores. (Ver Un ‘tour’ a los lugares clave en la historia de Pablo Escobar)
1993. El Bloque de Búsqueda, creado para dar con él, lo acribilla en el tejado de una casa en Medellín, luego de interceptar una llamada que mantenía con su hijo.
Sus víctimas
Rodrigo Lara Bonilla. Exministro de Justicia. Fue asesinado el 30 abril de 1984.
Gustavo Zuluaga Serna. Magistrado. Ultimado el 30 octubre de 1986.
Jaime Ramírez Gómez. Exdirector de la Policía Antinarcóticos. Asesinado el 17 de noviembre de 1986.
Guillermo Cano Isaza. Director de ‘El Espectador’. 17 de diciembre de 1986.
Valdemar Franklin Quintero. Comandante de la Policía de Antioquia. Cae asesinado el 18 de agosto de 1989.
Luis Carlos Galán Sarmiento. Candidato presidencial. Muere el 18 de agosto de 1989.
Enrique Low Murtra. Exministro de Justicia. Muere el 30 de abril de 1991.