La muerte de Roberto Mario Machado Salazar, de 21 años, y Jorge Luis Prada Jiménez, de 16, ocurrida la madrugada del 12 de junio de 2009 cuando cayeron al vacío desde un edificio del barrio Villa Country, aún sigue reuniendo versiones que enfrentan a los padres de los jóvenes con el compositor Roberto Calderón, residente en el inmueble.
Jorge Prada y Mario Machado, padres de Jorge Luis y Roberto Mario, respectivamente, insisten en que sus hijos fueron asesinados, por lo que solicitaron el traslado de la investigación que adelanta la Fiscalía 31 de la Unidad de Vida de Barranquilla a una ciudad del interior del país para agilizar el proceso y esclarecer los hechos.
La versión inicial de las autoridades fue que los jóvenes ingresaron a robar por una ventana al apartamento de Calderón, ubicado en el octavo piso del edificio Balcones del Country, lo agredieron con golpes y martillazos, pero al verse sorprendidos por la Policía intentaron escapar bajando por los balcones y cayeron al vacío. Es el mismo planteamiento del compositor.
“Los asesinaron”
Los padres de los jóvenes aseveran, en cambio, que las pruebas obtenidas por los peritos contratados por ellos, entre quienes se encuentran un físico y un patólogo forense, apuntan a que habrían sido golpeados y empujados.
Según ellos, fue el mismo Calderón quien habría invitado a Roberto Mario y a Jorge Luis esa noche a su apartamento y mientras permanecían allí se produjo una riña en medio de la cual terminaron muertos.
“Cuando salió ese día mi hijo dijo que iba a donde Roberto, no era la primera vez que lo hacía”, dice Machado.
“Pedimos justicia para nuestros hijos, que se aclare que no eran ladrones, eran buenos muchachos”, anota Prada, por su parte.
El proceso en la Fiscalía se encuentra en etapa de indagación preliminar, el abogado de los familiares aportó como pruebas los estudios realizados por expertos.
“Que limpien mi nombre”
Para Roberto Calderón Cujía su vida dio un vuelco desde el día de los hechos. Recuerda que estuvo hospitalizado con lesiones en la cabeza, las cuales documenta con fotografías.
“Es que ya no puedo escuchar música, ahora permanezco con el radio encendido oyendo noticias, no puedo dormir tranquilo hasta no revisar varias veces que todas las ventanas y puertas se encuentren bien cerradas”, señala el compositor vallenato en diálogo con EL HERALDO.
Igualmente, sostiene que su único interés es que se respete y garantice el derecho a tener un buen nombre y a la reputación que se ha formado no solamente como compositor y cantante vallenato sino como profesional de la arquitectura. Por eso pidió que todo se aclare rápidamente.
“Quiero decir -añade-, que soy inocente de las ofensivas, injuriosas y calumniosas acusaciones que se me hacen”.
De acuerdo con su versión, fue asaltado y atacado a trompadas por los dos jóvenes mientras dormía; trataron de asfixiarlo y lo remataron con golpes de martillo dejándolo tendido en un charco de sangre
“Los jóvenes a quienes no conocía, ni había invitado nunca a mi casa, convencidos de que me habían dejado muerto huyeron a la azotea por la misma ventana por la cual entraron y al sentir la presencia de la Policía que fue llamada por los vecinos que escucharon mis gritos de auxilio, intentaron bajarse uno por un balcón y otro por la fachada lateral, con tan mala suerte de que al apoyarse en los goteros de las ventanas, estos se partieron y cayeron al vacío”, explica.
Calderón, quien pide pronta justicia en el caso, piensa que con todos los señalamientos que le han hecho también se han sembrado dudas en torno a sus tendencias sexuales. “Quiero decir que soy un varón y no he sido, ni soy, ni jamás seré homosexual. Adoro a las mujeres como buen guajiro y sanjuanero”, aclara.
Hasta el momento no ha sido indiciado de ningún delito por este caso toda vez que no existen elementos probatorios en su contra. Por el contrario, señala que él es la víctima de este hecho que le ha dejado secuelas físicas y morales.
Por Lupe Mouthon


