Lo que parecía una tarde normal, el pasado sábado 17 de mayo, en el centro de Valencia se convirtió en una escena de caos y violencia que ha generado conmoción.
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Layli Colorado, una ciudadana colombiana de 26 años residente en España desde hace tres años, acusa a varios agentes de la Policía Nacional de haberla agredido brutalmente frente a su hijo de tres años, diagnosticado con autismo.
El altercado se habría producido en la calle San Vicente Mártir, cuando Layli caminaba junto a su hijo y una amiga. Ambas, según su relato, se detuvieron al ver a dos jóvenes esposados en el suelo siendo custodiados por agentes.

Fue entonces cuando su acompañante cuestionó el procedimiento policial, algo que, según las denunciantes, desencadenó una respuesta violenta por parte de los uniformados.
Layli asegura que los agentes le exigieron su identificación sin motivo claro. Al solicitar una explicación y resistirse, relata que fue empujada contra un vehículo, arrojada al suelo y golpeada, mientras su hijo observaba todo en estado de confusión.

“Me empujaron contra un coche, me tiraron al suelo y me golpearon. Yo gritaba por mi hijo, que estaba viendo todo sin entender”, declaró a medios locales.
Ya esposada, sostiene que fue conducida a una dependencia sin cámaras de seguridad, donde, según su testimonio, continuaron las agresiones físicas y verbales. La situación escaló con la llegada de los padres de Layli.
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La familia afirma que ellos también fueron golpeados por los agentes, al igual que un amigo cercano que se acercó a intentar mediar. Parte del incidente fue registrado en video por testigos, y el material ya circula ampliamente en redes sociales.
El cuerpo policial, en cambio, sostiene una versión distinta. En un comunicado oficial, la Policía informó que cinco personas fueron detenidas en el operativo, dos por portar un arma blanca y tres por atentado contra la autoridad. Detallan además que cuatro agentes resultaron heridos y que fue decomisado un cuchillo de 20 centímetros.
Según la versión institucional, los detenidos estaban interfiriendo en una actuación policial en curso, increpando a los funcionarios con gritos y provocaciones, y que una de las mujeres habría incluso arremetido contra un agente con un coche infantil.
Los agentes aseguran que la intervención se complicó con la llegada de más personas al lugar, lo que habría incrementado la tensión y forzado la movilización de refuerzos. “Intentaron provocar a los transeúntes y se negaron a colaborar con las autoridades”, se lee en el parte policial.
Por su parte, la familia colombiana denuncia una actuación desproporcionada y violenta. Aseguran haber estado retenidos durante más de 24 horas sin garantías legales adecuadas y bajo condiciones que califican como degradantes.
La madre de Layli denunció que los policías les hicieron insultos racistas, llamándolos “colombianos de mie...”. “La rabia y el miedo que sentí al ver cómo golpeaban a mi madre, y la impotencia de no poder proteger a mi hijo, son cosas que no se me van a olvidar”, indicó Layli a medios españoles.