En medio de este panorama, ¿Dónde queda el ser humano con sus habilidades? ¿Qué valor tienen el pensamiento crítico, la cercanía y la conexión con nuestros interlocutores?
Para Ilene Daza, consultora en temas de formación y desarrollo estratégico, estas son preguntas cruciales. Tras una década de formación y trayectoria en su área, asegura que 'la alta competencia es la mejor herramienta para convivir con la inteligencia artificial'. Esto significa que en la actualidad y a futuro 'el verdadero don será la capacidad de desarrollar nuestro talento y convertirlo en una genialidad'.
La inteligencia artificial es un software diseñado para realizar tareas que se consideran propias de los seres humanos. 'Debemos ser conscientes que el talento no es una propiedad innata sino aprendida y que como tal debemos potenciarlo al máximo'.
Daza menciona a Janet Foutty, CEO de la empresa Deloitte Consulting, quien ha resaltado dos cualidades muy valiosas que aportamos los seres humanos: 'empatía e inclusión'. Resalta estas dos habilidades para confirmar que la inteligencia emocional debe ser el punto de partida para adaptarnos sabiamente al nuevo entorno laboral, en vez de resistirnos.
'Es indispensable aprender a trabajar de la mano con las nuevas tecnologías pues muchos empleos van a desaparecer, como sucedió durante el período de la industrialización, pero también se van a generar otros cargos que exigirán un amplio manejo del lenguaje digital', asegura Verónica Duarte, socia de Amrop Top Management.
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En 2013 la universidad de Oxford divulgó el estudio 'El futuro del empleo' en el cual concluía que en unos 20 años aproximadamente, 47% de los trabajos en Estados Unidos quedarán obsoletos por la implementación de sistemas automatizados.
Dos años después, Martin Ford publicó su libro 'Rise of the Robots', donde argumentaba que los humanos serán 'menos necesarios' en el campo laboral. Y en 2017, McKinsey Global Institute estimó que el porcentaje de trabajos automatizables alcanzará el 45%.
Recientemente, una fábrica china establecida en la ciudad de Dongguán sustituyó al 90% de su personal por máquinas inteligentes, aumentando la productividad en un 250% y logrando una reducción del margen de error en un 80%.
Aunque las investigaciones mencionadas anteriormente han recibido mucha atención por parte de la opinión pública, es oportuno contrastarlas con otras visiones optimistas sobre el asunto.
Por citar una, el Foro Económico Mundial publicó un artículo en enero de este año, en el que sostiene que la tecnología no reemplazará a muchas de las destrezas necesarias. 'Simplemente actuará como un defensor e integrador y hará que en el futuro la fluidez digital sea tan importante como la alfabetización y la capacidad de cálculo'.
En cualquier caso, es indispensable trabajar con esfuerzo de manera consistente para dominar al máximo nuestra área de experticia y ofrecer un valor agregado al mercado laboral.
Mientras seguimos expectantes con asombro al vertiginoso desarrollo de ámbitos como la ingeniería genética, la medicina regenerativa, la nanotecnología y la robótica, surge la inquietante pregunta: ¿Un robot nos puede reemplazar?
Verónica Duarte está de acuerdo con Ilene Daza en que el mejor antídoto para convivir con la inteligencia artificial está en el liderazgo, la empatía y en la comunicación asertiva.
No podemos predecir lo que sucederá dentro de 10 o 20 años, pero sí tenemos el poder de salir de nuestra zona de confort. Las habilidades cognitivas y emocionales del ser humano todavía no han sido superadas.
La inteligencia artificial puede trabajar a nuestro favor sin convertirse en una amenaza. Ser o no ser víctimas de nuestro propio invento solo dependerá de nosotros mismos.






















