Cinco años después
Tras cinco años de su partida, García Márquez está más vivo que nunca. El fabuloso universo de lugares, personajes y palabras que creó no deja de emocionar, y esto es, en últimas, lo que le asegura la posteridad.
Vuela el tiempo: han transcurrido ya cinco años desde aquel 17 de abril de 2014 en que se fue Gabriel García Márquez con su forma única de contemplar el mundo.
Fue un día doloroso para la cultura; el fin de una época en que la magia se apoderó de la literatura para mostrar a la humanidad una cara de América Latina hasta entonces desconocida.
De repente, descubrimos que los avatares de una saga familiar en la ciénaga grande podían ser tan universales, y tener tanta enormidad épica, como las historias que estábamos acostumbrados a leer en las obras canónicas de la literatura.
García Márquez nos enseñó a sentir orgullo por nuestra historia –con sus grandezas y sus miserias, como todas las historias del mundo– y logró el prodigio de que millones de personas de los cinco continentes se adentraran por los vericuetos de nuestra cultura, hasta entonces atenazada por viejos complejos que nos impedían escapar al parroquialismo nacional.
La fuerza avasalladora con la que irrumpió Gabo en el panorama literario mundial no solo causó deslumbramiento, sino también –sin que él se lo propusiera– estragos, al menos en una generación de escritores que consideró que después del ‘realismo mágico’ no habría otra forma de contar las cosas de nuestra región.
Salvo algunos casos excepcionales de discípulos avezados, el resultado fue desolador, por la sencilla razón de que la mirada de García Márquez y su ritmo interior eran inimitables. Hubo de pasar algún tiempo para que una nueva camada de escritores empezara a distanciarse de Gabo –a veces mediante artificios narrativos supuestamente modernistas y forzado cosmopolitismo temático–, hasta que se aposentaron nuevas voces en el escenario literario.
Pero la poderosa presencia de García Márquez siguió ahí, y sigue estando ahí cinco años después de su deceso, respetada y admirada por todos. Incluso por quienes sintieron en algún momento la imperiosa necesidad de buscar otras maneras de contar la realidad del país y del continente.
Lejos de haber quedado reducido a una pieza de arqueología literaria, el legado de Gabo no para de crecer y de cautivar. Sus libros se siguen vendiendo por cientos de miles en los idiomas más diversos, los estudiosos de su obra no cesan de multiplicarse por el mundo, sus lecciones sobre periodismo siguen inspirando a los reporteros, e incluso existe un proyecto de Netflix para realizar una serie de televisión sobre Cien años de soledad.
A riesgo de caer en el muy manido tópico, García Márquez está más vivo que nunca. Y no sorprende: el maravilloso universo de lugares, de seres y de palabras que creó nunca deja de emocionar. Y esto es, en últimas, lo que le asegura a Gabo la posteridad.
Más Editoriales
Pésimo mensaje de austeridad en el gobierno del cambio
De manera recurrente los hechos nos demuestran que Colombia, al margen de quien la gobierne, es un país de injustificables excesos y brutales contrastes. Bastante descorazonador por donde se mire. En vez de estar hablando acerca del devastador in
En defensa del ‘perro guardián’ de la democracia
Este 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993 para reconocer los principios de este derecho fundamental, evaluar la situación en la que se encuentra p
PAE a cuentagotas
Justo cuando comienza el cuarto mes del año en curso y dos meses después del inicio del calendario académico, de los siete departamentos de la región Caribe tres no han comenzado aún a ejecutar el Programa de Alimentación Escolar al que est
Inflación sin control
La decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de subir las tasas de interés al 5 %, en un nuevo intento para contener la galopante inflación en el país, podría quedarse corta o ser insuficiente ante el alza de los precios que,