¿Cuál es la razón para que 26 aspirantes a ocupar el máximo cargo del país, presidente de la República, tengan pensado inscribir su candidatura por firmas en vez de buscar el apoyo de los partidos políticos?
El debate lo caldeó Germán Vargas Lleras con su decisión de inscribirse ante la Registraduría Nacional por un movimiento ciudadano antes que por el partido del cual es fundador, Cambio Radical. El solo hecho de que en el acto de inscripción, realizado ayer, no estuviera presente el candidato, sino un grupo de jóvenes, empresarios y artistas, marca el mensaje de distanciamiento de los partidos que la mayoría de aspirantes a la Presidencia quieren llevar a sus potenciales electores.
Algunos de los que ya anunciaron su intención de inscribirse por firmas son Piedad Córdoba, Alejandro Ordóñez, Carlos Caicedo, Sergio Fajardo, Gustavo Petro, Clara López y Juan Carlos Pinzón. Sin embargo, el nombre de Vargas Lleras es el que más sorpresa ha causado ante sus vínculos con el partido que lo ha tenido siempre como su líder indiscutido.
Salpicados por los escándalos de corrupción y malos manejos administrativos de sus miembros, los partidos no se han salvado del desprestigio que envuelve todo el ejercicio de la política en Colombia. De ahí que muy pocos quieran asociar su nombre con ellos en una campaña que se prevé larga y con rivales dispuestos a lo que sea, como la que ya comenzó.
Botones de muestra sobran: para nadie es un secreto que la campaña pasada está en entredicho con la investigación sobre las denuncias de dineros de la multinacional Odebrecht en las filas de los dos candidatos, Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, además de que barones electorales de partidos como La U, el Conservador y el propio Cambio Radical están en la picota pública por supuestos vínculos con sobornos de la misma empresa.
Pero no solo es un tema de imagen. Inscribirse por un movimiento ciudadano le permite al aspirante empezar su campaña desde mucho antes, ya que no necesita desgastarse en alianzas para alcanzar la candidatura de un partido, y le brinda un ancho margen de maniobra, ya que tiene el control de sus ideas, de sus proyectos y de su presupuesto.
La Misión de Observación Electoral (MOE) ya puso el dedo en la llaga y opinó que los candidatos que se están inscribiendo por firmas le están haciendo “trampa” al proceso ya que empiezan antes sus campañas y tienen facilidades para evadir los controles financieros. ¿Estamos ante el derrumbe de un modelo de hacer política y el inicio de otro, con las incertidumbres que implica?