Vivimos días críticos de expansión del virus en su tercera ola con riesgo inminente de colapso de los sistemas sanitarios en varias regiones del país, entre ellas Antioquia, Medellín, Barranquilla o Atlántico, donde la ocupación de uci es superior al 86%. Regiones donde las demoras en la llegada de las vacunas contra el virus se convierten en una seria amenaza que lastra la esperanza para frenar el implacable avance de la pandemia.

En Colombia, donde el número de vacunados supera el de contagiados, el Gobierno nacional reafirma sus metas de vacunar a tres millones de personas a 17 de abril, y a 35 millones al cierre de 2021, a pesar del retraso en el arribo al país de biológicos de la farmacéutica china Sinovac que ha ralentizado el inicio de la inmunización de los mayores de 60 años en zonas donde ya se cumplió con el 100% de la vacunación de personas de 70 y más años.

En el Atlántico, donde la vacunación registra 79% de avance, con cerca de 48 mil dosis aplicadas, la falta de disponibilidad de biológicos ha impedido la apertura de centros masivos de inmunización en Soledad y Malambo, municipios donde se presentan rezagos de hasta el 70% en la vacunación de los adultos mayores priorizados. ¿Cuántas personas de las 34 que aparecieron en el reporte de fallecidos del martes 6 de abril, oriundas de estos dos territorios, estarían hoy con sus seres queridos si hubieran recibido sus dosis a tiempo? Dar crédito a la información distorsionada que circula con total impunidad por redes sociales o chats no solo es irresponsable, sino extremadamente peligroso porque pone en juego la supervivencia de los seres más propensos a sucumbir ante la embestida del virus.

Vacunar salva vidas. Nadie puede subestimar sus beneficios, incluso en medio de las dudas generadas por los posibles vínculos o factores de riesgo entre el fármaco de AstraZeneca y los trombos, que causan alarma, sin duda, y deben seguir siendo investigados a profundidad, antes de desechar por completo la vacuna que está basada en la ciencia, como las otras que se han venido aplicando desde hace al menos cuatro meses en el mundo.

Lamentablemente en Barranquilla la inmunización no avanza al ritmo requerido en pleno recrudecimiento de la pandemia. Tras recibir 133.031 dosis y aplicar más de 93 mil a profesionales del sector salud y a adultos mayores de 70 años, aún queda un remanente importante porque hay miles de personas de este grupo etario que se resisten a ser inmunizadas, a pesar de haber sido buscadas casa a casa durante las últimas semanas. Asumiendo una posición sensata y coherente, pero sobre todo oportuna y necesaria, el Distrito solicitó al Ministerio de Salud autorización para arrancar la vacunación de ciudadanos de 65 años en adelante.

Mientras enfrentamos el crecimiento veloz y exponencial del virus que sigue cobrando la vida de 7 de cada 10 mayores de 70 años que resultan contagiados en la ciudad y en el departamento, hay que agilizar la vacunación, e insistir en estrategias para inmunizar a quienes aún se oponen a recibir sus dosis. Nadie se puede quedar atrás. Barranquilla tiene las condiciones para almacenar 260 mil dosis y administrar 20 mil diarias, y Atlántico, otras 10 mil, pero la clave está en contar con el suministro adecuado para meterle el acelerador a un proceso que no se puede detener: una vez aplicada la dosis inicial existe un plazo máximo para administrar la segunda y asegurar la inmunidad.

El Ministerio de Salud debe atender con celeridad la solicitud del alcalde Jaime Pumarejo, a la que se sumó la gobernadora Elsa Noguera y los congresistas de la Bancada del Atlántico. La situación del departamento es realmente grave, y como ocurrió con Leticia y otros territorios en los que se priorizó la vacunación se requieren acciones de fondo, entre ellas el envío preferencial de vacunas que ayuden a detener el descontrol con el que progresa la pandemia. Salir de esta profunda crisis que hoy atravesamos dependerá, en buena medida, del avance del plan de vacunación, pero también del cumplimiento de las restricciones impuestas con compromiso y responsabilidad. Insistamos en llevar el mensaje de la vida: ¡es momento de sumar esfuerzos!