El Editorial | Daños colaterales
Europa lucha para hacerle frente a la nueva expansión de los contagios, apenas seis meses después del primer pico epidémico con devastadores efectos, que aún persisten.
Europa, con 130 mil casos diarios de Covid-19, supera a América –hasta ahora foco de la pandemia– que registra 100 mil nuevas infecciones por jornada. ¿Cómo llegó Europa a este momento tan desconcertante? Difícil de explicar, y hasta ahora ningún gobierno se ocupa de hacerlo, cuando la prioridad es actuar para detener la fuerte tendencia ascendente de contagios. No hay tiempo que perder cuando el invierno está a la vuelta de la esquina.
Basta repasar los datos para llevarse las manos a la cabeza. Italia bate su récord, por segundo día consecutivo, con cerca de 9 mil positivos en 24 horas. Alemania llega a 6.638 contagios diarios, el máximo dato en una jornada en toda la pandemia. Francia impone, desde este sábado, toque de queda nocturno, durante las próximas cuatro semanas, en París y en las ocho mayores regiones del país. Londres prohibirá, a partir de la medianoche de hoy, las reuniones bajo techo entre personas que no vivan en el mismo hogar. En España, donde persiste el estado de alarma en varios territorios para facilitar la adopción de medidas, las autoridades ya hablan de una tercera ola en diciembre.
Europa lucha para hacerle frente a esta nueva expansión de los contagios, apenas seis meses después del primer pico epidémico con devastadores efectos sanitarios, económicos y sociales que aún persisten. Sin rodeos, alarmada por el incremento de los casos –700 mil en una semana– la creciente presión hospitalaria y los mil fallecidos por día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte a los europeos que si relajan sus medidas para contener la proliferación del virus, en enero de 2021 se producirían “entre cuatro y cinco veces más muertes por Covid-19 que las registradas en abril”. En otras palabras, las proyecciones de los modelos epidemiológicos “no son optimistas”.
¿Es el confinamiento la solución a esta nueva crisis? Claramente no. Europa intenta contener el nuevo brote sin cerrarlo todo, como sí ocurrió en la primera ola. Un inmenso dilema en el que los gobiernos buscan restringir la movilidad y la interacción social de manera gradual y proporcionada durante un tiempo limitado hasta que la propagación del virus se controle, procurando el menor daño económico; pero sobre todo, evitando causar una mayor afectación a la salud mental de la personas, cada vez más agotadas por las exigencias de las prolongadas cuarentenas y sus impactos en las finanzas familiares.
Sin duda, la clave es actuar pronto, de manera preventiva y tomando decisiones oportunas y certeras que prioricen la salud y mantengan la situación bajo control. Ese es el espejo en el que hoy debemos vernos en Barranquilla y el Atlántico, donde la recuperación económica, tras más de 120 días con el virus a raya, ha permitido recuperar 81 mil empleos de los 178 mil perdidos durante el confinamiento por la pandemia en la capital del departamento. Adicionalmente, a corte de octubre, hay 22 mil empresas con sus protocolos de bioseguridad registrados ante la Secretaría de Desarrollo Económico del Distrito y 700 mil trabajadores laborando en los distintos sectores, algunos de ellos desde finales de julio, cuando se autorizó la reapertura de los comercios al por menor.
Una vez más, la responsabilidad última sigue estando en cada uno de nosotros. Mientras en Cartagena o Bogotá, las autoridades sanitarias evalúan un posible segundo brote para noviembre o diciembre; en Barranquilla, una de las primeras ciudades del país en alcanzar el pico, este escenario aún no se contempla. Que así continúe depende del rigor con el que cada quien maneje los riesgos para prevenir el contagio y minimizar los daños colaterales, en la salud y la economía, asociados a la pandemia. Nadie puede olvidar que el virus sigue ahí y que la pandemia no revertirá su curso por sí sola.
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