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El Editorial | ‘Coronavidad’

La pandemia nos obliga a reinventar la Navidad para minimizar el impacto emocional, la tristeza o la rabia por no poder relacionarnos de la misma forma que antes. Actuar con responsabilidad es fundamental para evitar nuevos efectos adversos.

Qué ganas de fundirnos en un largo abrazo en esta noche de Navidad en la que resultará inevitable que los sentimientos afloren tras evocar la dureza de un año insólito y desafiante en el que, a pesar de tantas adversidades, seguimos de pie! Es de agradecer que así sea, pero no es tiempo de bajar la guardia ni por un momento, mucho menos cuando los indicadores de evolución de la pandemia son cada vez más inquietantes.

Demasiados seres queridos y valiosos: abuelos, padres, madres, tíos, primos, familiares, amigos, médicos, enfermeras conforman ese largo, muy largo listado – que no para de crecer–, de personas ausentes debido a la Covid- 19. A todos y cada uno se les extrañará hoy con nostalgia y melancolía ante la imposibilidad de tenerlos cerca para brindar, como en otros años, por la llegada de la Navidad. Esta celebración entrañable por su emotividad y alegría, que constituye uno de los rituales sociales más esperados cada año por las personas, incluso las no creyentes, articuladora de familias y de la sociedad entera, en este inusual año de la pandemia tendrá que aplazarse o limitarse a encuentros virtuales por precaución. Nadie debe sentirse confiado frente al impredecible virus que nos sigue rondando.

Para afrontar el desafío de la ‘Coronavidad’ y no sucumbir a la tristeza frente al extenso catálogo de tradiciones y costumbres vedadas como consecuencia de la crisis, hay que apelar, una vez más, a la capacidad de adaptación y recuperación frente a una situación adversa, como la que nos ha acompañado la mayor parte de este implacable año. Es lo que nos enseñó la resiliencia, término de moda, una de las palabras de 2020, según la Fundación del Español Urgente, FundéuRAE.

La actitud con la que se enfrente esta experiencia será definitiva para minimizar el impacto emocional de un tiempo tan complejo. Los expertos coinciden en que si se vive como una pérdida por las renuncias asumidas resultará mucho más duro sobreponerse, pero si se aborda como lo que es, una Navidad totalmente diferente, las personas y las familias podrán encontrar la fortaleza para seguir adelante sin poner en riesgo su salud en medio del caudal de afectos que suele acompañar estos festejos. No se trata de no celebrar la Navidad ni de pasarla por alto, sino de saber cómo hacerlo comprendiendo la dimensión de la emergencia sanitaria en la que hemos vivido durante este 2020,  la feroz pandemia, inesperada maestra de duros aprendizajes que no en todos los casos se han asimilado bien.

Reinventarse es la clave para disfrutar con responsabilidad estos días en los que las autoridades se encuentran en alerta máxima procurando que la situación no se salga de control. Los derroches de hoy solo se conocerán a partir de la próxima semana y los pacientes con serias complicaciones podrían terminar en ucis en 10 o 15 días. Cada quien decide cómo y dónde desea pasar el Año Nuevo y los primeros días de 2021. Acatar las restricciones para estar bien, minimizando riesgos, es el mayor reto que nos exige la ‘nueva normalidad’ impuesta por la pandemia.

Será una Navidad extraña, sin duda. Probablemente la más rara de nuestras vidas, por eso vale la pena detenerse unos minutos a reflexionar acerca de los insólitos acontecimientos que empiezan a ser parte de nuestra historia personal. El fin de la pandemia es el aguinaldo más anhelado por los barranquilleros, a juicio de lo que muchos le dijeron a EL HERALDO. No les falta razón. Lo compartimos plenamente. El coronavirus exige separación física, pero que ésta no se convierta en un aislamiento social, indiferencia o incluso indolencia. Todos debemos permanecer ‘cerca’, remando hacia el mismo lado, construyendo y aportando juntos, con solidaridad y entereza, en la búsqueda de caminos que permitan superar las nefastas consecuencias del primer año de la Covid-19, mientras nos preparamos para su segundo embate. Depende de cada persona, familia y grupo de amigos que el inevitable impacto del virus en 2021 sea menor y nos encuentre unidos. ¡Feliz Navidad para todos!

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