La designación de Adolfo Maury Cabrera como rey Momo del Carnaval de Barranquilla 2026 no es un hecho fortuito, representa el reconocimiento de una ciudad a un hombre que encarna la esencia de lo que somos: tradición, resistencia y herencia.

Maury es el líder de la cuarta generación del Congo Grande de Barranquilla, la danza más antigua del Carnaval, que el próximo 22 de diciembre cumplirá 150 años de existencia.

Este barranquillero de 55 años, técnico en mantenimiento industrial y percusionista, es además un auténtico defensor de nuestra fiesta. Su vida entera ha estado marcada por la misión de preservar, enseñar y proyectar al mundo la riqueza del Congo Grande, esta danza de origen africano que en 1875 fundó Joaquín Brachi, un negociante de artesanías de origen italiano, amante de la historia, quien había leído sobre los cabildos en Cartagena, los había visto bailar durante las fiestas de la Candelaria en la capital bolivarense y quiso crear un grupo igual para el Carnaval de Barranquilla.

Bajo el liderazgo de Maury, la danza ha conquistado 17 Congos de Oro, ha recibido el Premio Aporte a la Tradición de la Secretaría de Cultura y ha viajado con orgullo a escenarios internacionales en Miami, Nueva York, Madrid y Japón, llevando en cada presentación la alegría de una ciudad entera.

Pero más allá de los galardones, el mayor mérito de Maury radica en su capacidad de sembrar futuro. Con la danza Congo Grande Infantil Nueva Generación ha formado a decenas de niños y jóvenes que hoy danzan con la certeza de que son herederos de una tradición invaluable.

Además, su designación ocurre en un momento histórico. Este año las danzas negras afrodiaspóricas de la Costa Caribe colombiana, de las que hace parte el congo, fueron declaradas patrimonio cultural inmaterial de la nación, un logro que reconoce la raíz africana en nuestra identidad festiva y que rinde tributo a la resistencia de quienes, desde tiempos coloniales, encontraron en el tambor y la danza una manera de sentirse libres.

Maury Cabrera ahora sostiene en sus manos el sonido del tambor que heredó de su abuelo Ventura Cabrera. En sus palabras también resuena ese compromiso inquebrantable: “El carnaval es un estilo de vida y nosotros lo hemos transmitido como una herencia invaluable”, asegura.

Y si algo se le debe aplaudir de pie a este ‘cancamán’ de la tradición es su resistencia, porque pese a que su hijo Kevin Felipe Maury González, desaparecido desde el 8 de marzo de 2019, no ha vuelto a casa, no ha parado de participar con su danza en los grandes desfiles. Él guarda las esperanzas de que siga vivo, y por eso le dijo en exclusiva a EL HERALDO: “Donde quiera que estés, hijo, este triunfo es tuyo.

Muchas veces me hiciste perseverar, especialmente cuando salía derrotado me decías: apá, vamos para adelante, que tu tiempo va a llegar. Hoy veo hecho realidad este anhelo y se lo agradezco a él donde quiera que esté. Anhelo su regreso y sé que Dios me va a conceder ese deseo”.

El nuevo rey de la fiesta en honor al dios Momo ya disfrutó del calor de todo el país durante su participación en la antesala del partido entre la selección Colombia y Bolivia el pasado jueves en el estadio Metropolitano, y ahora se alista para promocionar este fin de semana nuestro carnaval en Tampa Bay, Florida.

Hoy por eso desde esta casa editorial celebramos que el Momo del próximo carnaval no es un rostro pasajero, sino un hombre que, con machete en mano, tradición en la sangre y mucha valentía representa lo más genuino de nuestra fiesta.

Este anuncio, acompañado de la presentación de los reyes del Carnaval de los Niños 2026, Sharon Acosta Tobón y Joshua Ortiz Meléndez, así como de la soberana Michelle Char Fernández, abre el camino hacia un Carnaval 2026 que promete ser histórico. La monarquía carnavalera está lista, y desde ya prometen un goce único que difícilmente saldrá de la mente de los curramberos.