El programa ‘Una semana sin tareas para la casa’, que empezó a ponerse en práctica ayer en Soledad y se extenderá hasta el viernes, es una estrategia novedosa en el Departamento, que, como su nombre lo indica, busca que los estudiantes realicen sus deberes en el colegio y que no se conviertan en un factor perturbador para los padres, que en muchos casos son los que deben hacerse cargo de los trabajos escolares de sus hijos después de su jornada laboral.

En el mundo, el debate sobre las tareas para la casa no es nuevo. Muchos países, incluso, las han regulado por ley, y en otros hay organizaciones de padres de familia que piden abolir esta práctica.

En Soledad, la Administración busca privilegiar el tiempo de los padres con sus hijos, así como evitar la desigualdad ante la elevada carga académica de algunas instituciones debido a que no todos cuentan “con la formación necesaria” para darles el apoyo que requieren, según el alcalde municipal Joao Herrera.

Este proyecto piloto, cuyos resultados serán analizados para determinar si se repite o se adopta en forma definitiva, cobija a los estudiantes de transición y primaria, y contó con la aprobación de los directivos del 71% de las instituciones oficiales y el 82% de las privadas.

En países como Francia, que fue uno de los pioneros en el tema, los deberes para la casa están prohibidos en primaria, y en Bélgica existe legislación desde 2001 para establecer las condiciones de las tareas y el tiempo libre que los niños deben pasar con sus padres.

Algunas naciones hasta regulan el tiempo de duración de esos deberes, que no puede superar los 20 o 30 minutos según la edad del estudiante y el nivel en el que se encuentre. Es el caso de Finlandia, que cuenta con un sistema educativo reconocido como el mejor del mundo.

Sin embargo, el experimento que desde ayer se realiza en Soledad no debe servir para cambiar de tajo el modelo actual en esta u otras ciudades, sino para dar luces respecto a un tema sobre el cual los académicos de todo el mundo no terminan de ponerse de acuerdo.

Para algunos expertos, no pasa por más o menos tareas, sino por la calidad del tiempo invertido en la educación, para lo cual es fundamental el acompañamiento tanto de los docentes como de los padres.

La iniciativa de promover un debate de tamañas proporciones no debe ser exclusiva de Soledad, sino que los ojos del país tienen que estar atentos a un proyecto que significa, ni más ni menos, una revolución educativa.