Si Xavi está en condiciones, España será tan favorita como en Sudáfrica. Esta fue la respuesta de Jorge Valdano a la última pregunta de EL HERALDO en la entrevista publicada el pasado domingo. Como un buen conocedor del fútbol, Valdano sabe que España se ha coronado campeón del mundo y bicampeón europeo con Puyol y sin él, con El Niño Torres y sin él, con el goleador Villa y sin él, pero siempre con la conducción magistral de Xavi. Él es el cerebro de este cerebral equipo. España se mueve al ritmo que dispone Xavi. Con su clase e inteligencia de juego dispone a qué velocidad se ha de jugar, hacia qué sector y hacia qué compañero va dirigido el balón. Desde su lugar gobierna el partido. Inicia, progresa y resuelve la acción a través del pase, su gran aliado.
Durante un seminario el expositor nos preguntó a los del auditorio; ¿quién es el rey del fútbol, de cuatro letras, que empieza por P y termina en E? a lo que todos al unísono respondimos Pelé. Pues no, replicó, el rey del fútbol es el pase. Xavi es un convencido de eso. Difícilmente, en el fútbol actual, hay otro como él tan conocedor de sus secretos; cuándo al pie, cuándo al espacio, cuándo atrás, cuándo adelante; si la situación exige mayor velocidad en él, o más control. Todo ese repertorio para poner en aprietos al rival y darle comodidad a sus compañeros.
Él sabe que el que toca, encuentra. Su cerebro creativo le asigna a cada zona del campo una dificultad y una velocidad: si está cerca de sus defensores para comenzar la progresión ofensiva, es pausado y seguro; si pasa al campo rival y este aun esta ordenado, entonces hace circular el balón a dos toques, de lado a lado para distraerlo y ubicar a sus compañeros a sus espaldas; si se topa con el tramo final del campo, no duda en agregarle peligrosidad a su andar y aumentarle el porcentaje de riesgo al pase, con el fin de dejar en posición anotadora a sus delanteros.
Su estilo lógico y casi académico no riñe con la estética de sus movimientos. La armoniosa relación que lleva con el balón lo hace un jugador distinguido, pero esa sabia condición que posee para elegir la mejor solución para cada situación que el juego plantea, lo convierte en indispensable.
Hay en él un sentido colectivo tan desarrollado que está siempre dispuesto a dar un buen pase, por el bienestar del equipo, para que sea otro el anotador y el elegido para los aplausos. Es un buen líder dentro y fuera de la cancha: ayuda a cambiar comportamientos individualistas, cohesiona el desempeño global y gestiona las buenas relaciones personales fuera del fútbol.
Si el extraordinario científico colombiano, doctor Rodolfo LLinás, nos hiciera el favor de estudiar el cerebro de Xavi, ya no serian necesarios más libros sobre este deporte, ni más debates, ni más simposios. En el estaría explicado todo el fútbol.
Por Javier Castell López