Aquella vez en el Palacio de los Deportes, de la majestuosa, encantadora y trasnochada ciudad de los reyes de España, el celebre entrenador de baloncesto de la universidad de Indiana, Bob Night, dibujó todo el acontecer de su sistema ofensivo, hablando únicamente de defensa. Fue tan elocuente en su disertación sobre el terreno de juego, descifrando tácticas utilizadas en su diagrama a presión, que cada vez que terminaba su participación, decía: 'mañana les hablo de mi sistema ofensivo'.
Lo decía como advirtiendo la finalidad de su mensaje. Comprendí entonces, en esa época en que me confundía entre el linimento y el laberinto de los camerinos, que la ofensividad de un equipo nacía del estado natural de su defensa. El básquet jugado a presión es un arma contundente de ataque. Rinnus Michel, la inmortalizó en el fútbol con su naranja mecánica. El libreto táctico del baloncesto nace de ese juego de palabras que dice: 'atacar el ataque'. Este deporte por naturaleza es el juego más ofensivo que existe, el empate no tiene cabida en el. Su contundencia esta salpicada con ingredientes tomados de la defensa. En el básquet de la NBA el grito de batalla que brota de las gradas es: 'defensa, defensa', muy diferente del ya trillado 'sí se puede' que acompaña al equipo de casa cuando está en desventaja.
Muchos equipos utilizan en su esquema ingredientes del baloncesto, el Barcelona es uno de ellos, su filosofía de atacar y defender se origina de esa fábula que lo aleja del lado oscuro del espectáculo. Messi y los caballeros de la mesa redonda son una maquina bien engranada de atacar y defender, pues siguen al pie de la letra esa teoría que dice: 'si estas junto para defender, lo estas para atacar'.
Nuestro Junior,posee un libreto con inclinaciones dadas al ataque, pero de defensa de equipo no quiere saber nada. Su sistema colectivo defensivo es permeable, inconsistente, carece de estructura, por eso le llegan con facilidad. Por lo anterior, me atrevo a decir que la falencia de este equipo no esta en su ataque, como muchos están diciendo, así este divorciado con el gol, su problema principal radica en su estructura de equipo para defenderse. Carece de la regularidad propia de los equipos con oficio. Depende más de su estado anímico, ya sea para remontar marcadores adversos o mantener la ventaja. La falta de precisión en la última hilvanada para concretar el gol ha desnudado los desaciertos colectivos en su andamiaje defensivo. Seguir dependiendo del 'sí se puede' con esta sequía en las redes contrarias terminará por convertir ese grito de batalla en un eco con resonancias fantasmales.
El fútbol de hoy es una mezcla de procesos tácticos salpicados con ingredientes que brotan del alma.
Directo al punto
Por José Deyongh Salzedo