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Nunca baja los brazos. Corre aquí, pica allá, se mueve a la izquierda, tira una diaconal a la derecha, gambeta en la banda, amague en el centro. No se queda quieto. Por mucho que lo marquen y le cierren los caminos, Luis Díaz siempre tiene el carácter de pedir el balón y rebuscarse la manera de estresar a la defensa del rival.