Compartir:

Cada día, Francisco Jaramillo esquivaba la delincuencia del barrio La Luz, donde residía, para así poder llegar hasta el velódromo de Barranquilla y entrenar con el objetivo de ser un ciclista profesional en la mira. 

Cuando no había dinero en casa para los pasajes de bus—algo que ocurría con frecuencia—, el barranquillero tomaba la bicicleta, herramienta de su éxito, y pedaleaba para alejarse de las adversidades hasta arribar a su zona de confort, donde, hasta el día de hoy, brilla por su talento en la pista de velocidad. 

A sus 15 años, y ya lejos del barrio que lo vio crecer, el ciclista atlanticense, especialista en velocidad, es tricampeón nacional luego de colgarse tres preseas doradas en el último Nacional Interclubes Prejuvenil de Ciclismo en pista y Ruta.

'Fue duro, pero es una experiencia bonita. Gracias a Dios quedé tricampeón aunque lastimosamente no pude romper el récord de 500 metros. Venía con buen entrenamiento pero no se pudo porque tocó competir en carretera con bicicleta de pista', narró Jaramillo en charla con EL HERALDO. 

El joven se inició en el velódromo gracias a su padre, Andrés Jaramillo, quien fue ciclista profesional y a los diez años lo llevó al recinto deportivo junto a su hermano de 12.