“Señor De Castro: ¿a qué se deberá que las grandes páginas del deporte atlanticense permanecen archivadas por años, lustros y décadas, hasta el punto que las últimas 2, 3 o 4 generaciones no tienen la menor idea que las mismas fueron escritas sobre los cielos deportivos de nuestro país?” –nos escribe bajo el pseudónimo de ‘Ñero Afligido’ un aficionado deportivo– con toda la razón del mundo, pero en el fondo con el matiz injusto de no haber hecho una excepción con quien ha debido haberla hecho, porque ha sido su pluma deportiva la única que recuerda esas hazañas.
¿Llamarse como el dueño de esa pluma deportiva? No nos da la puñetera gana de decirlo, para que sean otros los que se lo digan. Pero esa pluma, involucrada entre el 90% y hasta más de periodistas que no refieren nunca ninguna gesta barranquillera en el campo de los deportes, ha sido la única que cada vez que puede o cada vez que se lo permita la obligación primigenia de un periodista, como es todo lo concerniente a los días actuales, hemos ponderado generosa y fielmente los pormenores de las grandes jornadas deportivas a cargo de los barranquilleros. De los de antaño, porque los de hogaño no portan por allí, porque la pobre calidad que los adorna no se lo permite.
¿Qué muchos aficionados y admiradores deportivos las ignoran? Muy cierto que lo es. Pero es por el círculo vicioso: no se conocen porque no se divulgan. Y no se divulgan porque no siendo barranquilleros, no sienten la necesidad de divulgarlas en sus medios de expresión.
El comunicante nos dice que nada se sabe sobre El Zurdo De La Cruz, autor de la hazaña que dimos a conocer cuando en un 7º. inning, jugando en los años 20 contra Bolívar, mandó a que los infielders se sentaran sobre sus bases; lo mismo a los jardineros, y con el solo catcher, que era su hermano, ¡ponchó a los 3 bateadores de Bolívar!
¿Quién habla de aquél equipo de fútbol de Atlántico de 1932, campeón invicto en Medellín? Lo hemos dicho 5 ó 6 veces en 60 años, pero no lo podemos estar diciendo a cada momento. Los bolivarenses no lo van a decir, y con todo derecho a no decir lo que no les favorece.
¿Quién le ha leído o escuchado a un periodista cartagenero escribir sobre cuando el Macón de Georgia en 1933, luego de haber jugado 7 veces en Barranquilla (ganó 6 y perdió 1) llegó a Cartagena y le metió 15 jonrones al equipo heroico, en una ofensiva nunca vista? Tienen razón en envolver en un manto de silencio lo que fue aquello. Pero si hubiera sido al revés, ¡Ah, tempestad de elogios para los suyos! Y con todo el derecho, hay que insistir en ello.
Las páginas contrastantes con todo lo que hemos escrito hoy, se dan en EU pregúntesele a un niño americano de 7 años quién fue Babe Ruth, a ver si de inmediato no le dice: fue un gran jonronero, que patatín, que patatán. El periodismo americano, hay que reconocerlo, si que no oculta, lo dice todo: cuando gana como cuando lo apalean. Y “punto con”, el estribillo de ahora.
Palestra deportiva, por Chelo De Castro C.