Compartir:

El grito parecía indomable, indestronable, eterno. ¡GOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLL! Se escuchaba de día, de tarde, de noche, de madrugada. En cualquier hora, día, mes o año, en cualquier momento eso que llaman el orgasmo del fútbol se presentaba imparable y a todo pulmón en cada rincón de este planeta redondo como un balón.

Hasta que llegó la pandemia y apagó todo. ¡GOOO….! El estallido de alegría balompédica se interrumpió, se silenció. Las gargantas de los narradores, que le ponen emoción, sentimiento y voz a la banda sonora de cada capítulo de triunfo o fracaso en este deporte de película, se enmudecieron quién sabe hasta cuándo.

Los relatores de los partidos de Junior cumplen hoy exactamente un mes sin emitir esa explosión de felicidad rojiblanca. El partido más reciente de los Tiburones fue la derrota 3-0 ante Independiente del Valle, el 11 de marzo en Quito, Ecuador, por la Copa Libertadores, pero la última anotación que narraron fue el 7 de marzo, en el partido ante Bucaramanga, por la Liga, disputado en la capital de Santander. La consiguió Miguel Ángel Borja a través de un correcto cabezazo tras centro de Fabián Viáfara.

Desde esa noche hasta el sol de hoy, las gargantas de los locutores deportivos locales han estado más reposadas que nunca. Un descanso forzado cuyo final se desconoce ahora mismo. Mientras llega el auténtico remedio para este problema ‘made in’ China, es inevitable para muchos echar de menos su pasión.

'Sin duda que uno siente nostalgia al no estar en un estadio relatando', acepta Jerry Benavides, el narrador Sistema Cardenal. 'Yo extraño la interacción con la gente y el ambiente en el estadio', admite Ramiro Jiménez, relator de Emisora Atlántico. 'Se siente el vacío. Los domingos no tienen el mismo sabor. Hace falta cantar los goles, el calorcito del estadio, el cántico de la barra y todo lo que rodea los partidos', reconoce Carlos Toncel, la voz de Emisoras ABC.

Varios de ellos acumulan muchísimos calendarios siguiendo y contando las incidencias de Junior. Se les ha vuelto costumbre.

'En el caso mío, mi profesión es mi pasión, mi hobby. Me divierto narrando, cuando narro estoy de fiesta, eso lo aprendí de mi papá, eso lo llevo por dentro y me hace falta', expresa Édgar Perea Agudelo, hijo del ‘Campeón’ Édgar Perea Arias (q.e.p.d.), quien transmite a través de La Voz del Caribe.

'Eso uno lo vive y lo siente, es mi trabajo, pero siempre la hago con sentimiento, como si yo estuviera jugando, se goza y hasta se sufre, entonces hace mucha falta', dice Giovanni Castro López, quien canta goles para Caracol Radio.

‘No no, gol gol, no no, gol gol’.

Jiménez, que desde 1992 se encuentra al lado del equipo currambero con su original estilo para cantar anotaciones ('sí sí, gol gol, sí sí, gol gol… de tu Ju, de mi Ju, de nuestro Junior, nuestro equipo del alma'), le tuvo que decir no al viaje a Ecuador para transmitir desde el estadio Atahualpa de Quito el juego ante Independiente del Valle porque consideró que era demasiado riesgo para su propia salud y la de los suyos.

'Desde que vi que en Guayaquil había tanto contagio, no quise ir a ese partido en Quito y creo que fue una buena decisión', considera Jiménez, que sí estuvo en Bucaramanga para vivir de cerca el choque entre ‘Leopardos’ y ‘Tiburones’.

Después de la diana de Borja en aquel duelo, ‘no no, gol gol, no no, gol gol’. No hubo más gritos anunciando un festejo juniorista. No más calle. El periodista y abogado barranquillero se confinó en su casa con su familia para gambetear la enfermedad que puso en ‘mute’ su entonación más vibrante.

'En redes me da por montar audios y videos de goles anteriores y la gente se emociona y me manda mensajes', resalta Jiménez.

A todos les ha tocado buscar la manera de mitigar la añoranza por la narración. Toncel, por ejemplo, en una oportunidad empezó a relatar la tarea que hacía su hijo: 'Yo lo veía y se me ocurrió narrar: ahí viene Carlos Daniel, agarra la libreta, se perfila, va con todo, se le cae el lápiz, lo recoge, sigue adelante…', recordó Toncel riéndose de ese instante impulsivo que disfrutó junto a su pequeño.

Alberto Mercado, reconocido narrador de RCN Radio a quien apodan ‘El Sorprendente’ por su asombrosa voz, no ha llegado al extremo de ponerse a cantar un gol ('me mandarían a callar los vecinos, jejeje'), pero no niega que su pasión por los relatos deportivos ya lo tiene, literalmente, soñando con volver a exigir al máximo las cuerdas vocales.

'Si hay algo que yo extraño es la bulla del estadio, ya he soñado dos veces que estoy en el ‘Metro’ lleno. Pero no solo es el fútbol, extraño las escotillas de los móviles (para narrar ciclismo), el Clásico RCN, la Vuelta a Colombia, eso de salir a la carretera es muy bacano', manifiesta Mercado con un toque nostálgico.

'No se oxida el galillo'

Algunos como Jerry Benavides comentan que en tiempos así 'toca calentar la garganta en el camerino de los relatores, el baño'.

Otros como ‘Pereita’ empezaron a narrar partidos antiguos del club tiburón, a través de redes sociales y la emisora online ‘Junior a un click’.

'Estuve narrando un partido de los años 80, la final de 2004, la del gol de Ribonetto. Me he sentido vivo, en mi jugada, no se me está oxidando el galillo, le estoy echando agua. Esto me ha dado vida, alegría, la gente se conecta en Barranquilla y en el exterior', contó Perea, quien cree que su padre, si estuviera vivo, estaría desesperado con la actual situación.

'¡Ay Dios mío bendito! ¡El viejo era muy impaciente! No sé cómo hubiéramos hecho para encerrarlo, era como un león enjaulado, había que anestesiarlo', apunta Édgar Jr., que viene trabajando en un proyecto para revivir en internet la emisora de su padre, Radio Mar Caribe.

Nuevos horizontes

La radio online es una de las alternativas que vienen manejando varios periodistas deportivos para seguir dando la pelea en medio de los duros golpes económicos que ha representado la llegada de la COVID-19.

'Hemos tenido una situación pesada con esto que está pasando, todos estamos preocupados porque la enfermedad no para, hay muchos amigos que están complicados. No solo narradores, también comentaristas', asegura Carlos Mendoza, narrador y propietario de la emisora CMV Radio.

Mendoza, que este año empezó trabajar en su propio espacio en internet, se ha visto en la necesidad de alternar su pasión como locutor deportivo con otras actividades 'para asegurar el sustento de la familia'.

Jerry Benavides, que ya suma mucho once años con su emisora online, ‘El gol que se vive radio’, que aparece en la plataforma Tunein y tiene su propia aplicación para celulares, garantiza que el presente y futuro de los periodistas de radio está en la web y que sus colegas ya lo han empezado a notar. Pagar un espacio en una emisora web es mucho más económico que en una radial.

'Muchos empezaron a migrar a mi emisora para abaratar costos. Eso me ha permitido sostenerme en medio de las pérdidas económicas que hemos tenido con esta situación. Veníamos adelantándonos en el tema de la tecnología. Las empresas también están migrando y pautando en internet, con el impulso de las redes sociales, a las cuales les sacamos partido también', afirma Benavides, que hace un llamado al gremio a 'reinventarse' (una palabrita de moda).

'Uno no puede decir que no hay pérdidas con el coronavirus porque sí las hay, pero toca reinventarse, hacer una reingeniería. Se pueden crear ideas novedosas que capten audiencias', afirma Jerry.

Su concepto es apoyado por Robin Castro, quien está incursionando en la narración (después de ser voz comercial) y también con una emisora propia en la red (www.elbocon.com).

'A mi juicio, en menos de cinco años las emisoras de A.M. (amplitud modulada) desaparecerán', presagia Castro. 'La gente se está acostumbrando a escuchar programas en los celulares, los equipos de los carros vienen con sistemas operativos Android y tienen wifi, podrán escuchar emisoras web donde quieran', agrega.

De todas formas, los ingresos se han reducido en la actualidad, sobre todo para los independientes. Varios cuentan con sus programas y con la fortuna de que sus anunciantes se han mantenido fieles, pero otros se fueron por la crisis o bajaron los porcentajes de sus órdenes de publicidad. 'Yo recibí cartas de unas empresas y dije: ‘¡Dios mío!’. Visualizaba la tijera, pero respiré profundo cuando decía que me recortaban el 20%. Lo malo es que se vayan totalmente', dice Perea.

'Aparte de la pasión, este es el trabajo de uno, de ahí viene el sustento de la familia. Muchos narradores son independientes, no tienen un salario y están pasando necesidades por la falta de ingresos. La situación afecta a unos más que a otros. Gracias a Dios tengo un programa de radio al aire y trasladé mis anuncios comerciales, pero hay muchos que no tienen esa oportunidad', expresa Ramiro Jiménez.

Mientras se siguen presentando cambios en los formatos para llegar a la gente y ejercer el periodismo deportivo, los relatores seguirán en la lucha, recargando baterías y listos para regresar y evitar que el grito de gol siga mudo.