Flechó a la afición del Junior inmediatamente. Con su fina zurda y el perfecto entendimiento con Víctor Danilo Pacheco e Iván René Valenciano, el volante creativo paraguayo Javier Ferreira no demoró en convencer a la hinchada de que tenía calidad.
El guaraní y las dos figuras atlanticenses conformaron en 1991un mágico tridente ofensivo que encantaba en todas las canchas y dio a luz a la 'Juniormanía' en Barranquilla. Estuvieron cerquita del título, pero un imprevisto lío entre Ferreira y el técnico Julio Comesaña antes de un juego crucial en el cuadrangular semifinal, dio al traste con las aspiraciones.
Ferreira, que convirtió 36 goles en el Junior entre 1991 y 1992, dialogó con EL HERALDO de sus diferencias con el entrenador uruguayo, de sus días en el equipo rojiblanco y de su relajado estilo.
¿Qué hay de la vida de Javier Ferreira?
Estoy disfrutando de lo que coseché, gracias a Dios me ha ido bien en el fútbol. No con la dimensión de ahora cuando los jugadores ganan mucha plata, pero hice mi platica y estoy gozando de la vida, como dicen los barranquilleros.
¿Y a qué se dedica?
He hecho negocios con mi familia y no han sido buenos, pero tampoco he perdido. Estoy viviendo de los intereses en el banco. Vivo sabroso.
¿Ya no tiene nada que ver con el fútbol?
No, la verdad que no. No tengo paciencia. Para uno ser técnico de fútbol uno tiene que tener paciencia, voluntad, despertarse temprano para poder ir a los entrenamientos, ser disciplinado y yo no… (risas). Jugué unos 15 años fútbol profesional. Para ser técnico uno tiene que estar preparado y yo no lo estoy.
¿Le aburre lo que toca hacer en el fútbol aparte de jugar, las concentraciones, entrenar, los viajes?
A mí me gustaba porque yo salí de una familia muy humilde, de un pueblo que se llama Pilar, a 400 kilómetros de la capital, que es Asunción. Yo necesitaba salir adelante y la única opción que tenía era jugar fútbol profesional y salir adelante. Gracias a eso vivo bien y estoy tranquilo con mi familia.
¿Qué recuerda de su paso por el Junior?
Lo mejor. Me fue bien. Lastimosamente no salí campeón, que es lo que me faltó. El equipo jugaba bien, el estadio siempre estaba lleno, Barranquilla era una fiesta con Pacheco, Valenciano y todos los muchachos. Lamentablemente no coronamos el título. Lucho Grau me decía la vez pasada: lo único que nos faltó fue ser campeón. Y la verdad que sí.
¿Por qué no lo lograron?
Porque el fútbol es así, no siempre ganan los mejores. Son circunstancias de la vida, alguien no quiso que seamos campeones, pero la gente gozaba viendo al equipo y nosotros disfrutábamos en la cancha.
¿Tiene comunicación con sus excompañeros del Junior?
Poco y nada. Pero el periodista Arsenio Estrada, que estuvo ahorita cubriendo el Torneo Sudamericano Sub-17 en Paraguay me dijo que la mayoría están bien. Eso me alegra. El fútbol es tener 15 años para hacer diferencia y después gozar.
¿Cómo ve a Víctor Danilo Pacheco en el rol de entrenador?
Lo mejor. Siempre he dicho, en todos los equipos que estuve y en las entrevistas que me han hecho, que 'Pachequito' es el mejor jugador que he visto, no he visto uno tan bueno como él. Tuve la fortuna de disfrutarlo.
¿Pacheco era mejor que usted?
¡Lejos! ¡Lejos! Es el mejor que he visto.
¿Los dos ponían el balón como un corozo?
Sí, pero él más. Yo disfrutaba con 'Pachequito'.
¿Les daban muchas patadas?
Sí, pero a Pacheco no lo agarraban porque era muy rápido, y yo estaba muy bien físicamente. En general todo el equipo, Pazo, Góber Briasco, Orlando Rojas, 'El Pollo' Díaz, todos.
¿Jugó con otro delantero tan mortífero como Iván Valenciano?
En México tuve un compañero muy bueno (en Necaxa), el chileno Ivo Basay, pero como Valenciano no, la verdad. Después me tocó jugar con Palermo en Estudiantes de la Plata y nada que ver. Martín es mi amigo y todo lo que quiera, pero nada como Valenciano. Jugué también con 'Polilla' Da Silva y otros muy buenos jugadores, pero tan certeros y buenos como Valenciano, no. De verdad que no.
¿Cuál es el gol que más recuerda en el Junior?
Uno anotado por Valenciano en las semifinales. Jugábamos contra Medellín y faltaban como seis minutos, yo peino la pelota con la cabeza y justo le cayó a Valenciano, que sacó un zapatazo cuando la pelota picó. Ganamos 1-0. De los míos, recuerdo un tiro libre que le hice al Once Caldas en Barranquilla. También uno que le hice a Miguel Calero (q.e.p.d) en Cali, desde la mitad de la cancha.
¿Qué fue lo que pasó con Julio Comesaña? ¿Por qué no viajó a Cali para el trascendental partido ante América, que hubiera significado el título?
Se ha agrandado la cosa, que yo salí con la hija, que esto, que lo otro. No pasó nada con la hija de Comesaña. Yo venía jugando bien y el equipo también. Antes del partido ante América el equipo me dijo que me iba a utilizar para el siguiente partido contra Santa Fe, que en Cali estaría en la banca. Yo me enojé porque siempre quería jugar y ganar. Agarré mis cosas y me fui a mi apartamento. Eso fue todo lo que pasó. Nada más.
¿Por qué Comesaña tomó esa decisión?
No sé. Ese era el partido que nos dejaba a un paso de ser campeones. ¿Cómo me va a dejar por fuera si todo el año estuve jugando yo?
En ese momento Comesaña fue muy criticado...
Yo le pregunto a tres compañeros con los que tenía confianza y me dijeron que hubieran hecho lo mismo. No es que yo me creía Pelé o Maradona, yo quería jugar.
En aquella época se dijo que hubo indisciplina de su parte...
Indisciplina porque no quise viajar con el equipo. ¿Para qué si no iba a jugar? Todo el año jugué 800 mil partidos de titular y justo en el partido más importante no lo voy a jugar. ¿Para qué voy?
¿La relación con la hija de Comesaña nunca existió?
Nada que ver. Yo las conocía. Vivían en el mismo edificio donde yo vivía, pero nada que ver. Pero si fuera verdad, no sé nada por qué él me quitó del equipo, hasta hoy no sé por qué me sacó del equipo titular.
¿Qué piensa de Comesaña?
Yo no le guardo rencor a Comesaña, nada que ver. Soy una persona agradecida. La relación que tenía con él era espectacular hasta ese día que me dejó fuera del equipo. Le deseo lo mejor, no tengo problema con nadie.
¿Si se lo encuentra lo saluda?
Sí, claro, le doy un abrazo y todo. Si él decidió no incluirme es por algo. Yo quería jugar y salir campeones. No digo que por eso no fuimos campeones, pero yo quería jugar.
Mucha gente dice que ese fue el motivo para que Junior no quedara campeón en 1991...
En todos los equipos que he estado siempre quise jugar. Pueden decir que yo era indisciplinado y que no me gustaban las prácticas, te puedo asegurar que a ningún futbolista le gustan, pero yo quería jugar y ganar siempre. Si a mí no me hubiera importado, me hago el pelotudo y recibo mi plata.
¿Era muy rumbero?
La verdad que sí. Las veces que tenía posibilidades, sí. Cuando no entrenábamos y cosas así, sí.
¿Es cierto que se conocía todas las discotecas de Barranquilla?
(Risas) sí. Andaba en una que me dicen que ya no existe, Lime Light. Siempre que tenía tiempito me iba para allá. Lo hacía de frente. Pero yo rendía, jugaba bien y la pasaba bien. Cuando llegué al América, el 'profe' Maturana me dijo de inmediato: no cambies tu forma de ser, si te gusta tal cosa, sigue en lo mismo. Por eso con Maturana siempre me la llevé bien. A él le importaba lo que yo daba en la cancha.
¿Con quién rumbeaba y qué le decían los hinchas?
Siempre andaba solo. La gente me decía cosas, pero en buena onda. Cuando uno gana, todo es positivo. Me servían el trago y todo.
¿Llegó enguayabado a alguna práctica?
No, nunca. Eso hubiera sido faltarle el respeto a los compañeros.
¿Cómo le fue con las mujeres barranquilleras?
Bien, tuve una novia. Una en serio.
¿No dejó un Javiercito Ferreira?
(Risas) no, no, nada que ver. Tengo dos nenas acá en Paraguay.
¿Nunca hubo un intento de regreso al Junior?
Un día, jugando para el América, el presidente del Junior en ese momento, Antonio Char, se fue a hablar conmigo, pero me dijo que yo cobraba mucho, que no me podían pagar el salario que yo tenía en el América. Después me fui a Perú.
¿Le pagaban mucho en el América?
La verdad que sí. Pero yo no me fui por el dinero. Junior me vendió, negoció mi pase sin preguntarme. Ya lo habían decidido.
Jugando con América le hizo un gol a Junior...
Sí, uno en Cali. El técnico del Junior era Comesaña. Yo se lo celebré a él. Pacheco y Mackenzie me atajaron. Quedó la cosa con Comesaña por sacarme de la titular, quedé con una espina por no ser campeón con el Junior. Después de eso 'El Chiqui' García me sacó del partido.
¿Cuál de los jugadores actuales se parece Javier Ferreira?
A James Rodríguez, pero él es más rápido y tiene mejor condición física. James tiene una potencia extraordinaria y por algo está en el Real Madrid.
En la nómina actual del Junior hay dos paraguayos, Nery Bareiro y Roberto Ovelar. ¿Los conoce?
Sinceramente, no. Ojalá que les vaya bien, Barranquilla es una plaza buena, una de las mejores de Sudamérica. Junior juega en un estadio espectacular, con un gramado en buen estado, el que no sabe ahí es porque no sabe, no hay excusa.
Usted se adaptó rápido al Junior...
Desde que llegué le caí bien al grupo, me identifiqué con ellos, parecía que llevaba años ahí. Quería ganar y todo el grupo estaba en esa tónica. La mayoría estábamos empezando. Yo tenía 22 años, Valenciano 19 y Pacheco 18. Teníamos hambre de éxito y por eso nos fue bien.
Su amigo en el Junior era César Calero...
Sí, con él nos reíamos mucho. Calero era un jugadorazo. Se la pasaba bromeando, era muy descomplicado. Recuerdo que remedaba al 'Negro' Perea y nos hacía reír mucho, lo hacía idéntico.
¿Qué cábalas tenía?
En mi tobillo izquierdo siempre tenía un escapulario del Divino Niño.
¿Es cierto que asistía a un consultorio esotérico?
(Risas) No, ¿quién dijo eso? La verdad que no. Mi cábala era pasar bien o si no, no rendía (risas).
¿Por qué en Paraguay hoy día no existen jugadores con su calidad?
Siempre es centro, cabezazo y gol paraguayo. No hay otro estilo. No juegan a lo que me gustaría ver. Por eso no veo el fútbol paraguayo ni conozco a los jugadores. No me gusta. No hay un jugador diferente, todo es correr, centros, nadie para la pelota, se juega a lo que salga.