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'Un día pasaron unos muchachos por la casa , se veían bien vestidos, siempre he dicho que si vistes bien, es porque estás pasando por un buen momento. Los seguí y resulta que se metieron a un gimnasio de boxeo. Me acuerdo que dije, en voz alta, que quería pelear. Ellos me escucharon, pero yo me asusté y me fui. Al día siguiente quedé con la espinita porque en el barrio (El Bosque) se regó que yo era miedoso. Ese día, me monté al ring y tuvieron que quitarme al muchacho porque le estaba dando duro.

Desde ese día supe que ese era el camino', recuerda entre risas Fidel Bassa, que reinó, a los 24 años, en la división mosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) desde el 13 de febrero de 1987, hasta el 30 de septiembre de 1989.

Bassa, el mismo que vendió arepas a los 13 años en Luruaco y que tiempo después ahorró para llegar a Barranquilla, laborando como albañil y luego caminando de sol a sol por el barrio Los Nogales con una ponchera llena de pescado en su cabeza, es desde hace once años un empresario dedicado a la venta de libros de sus propias editoriales (Mundo Científico y Grupo Bassa Internacional).

Su historia no es de ficción y su protagonista jamás la esconde, todo lo contrario, le transpira orgullo. Siempre ha servido como ejemplo para los jóvenes, independientemente si están o no ligados al cuadrilátero.Editorial Planeta lo invitó para que fuera relacionista público con otras dos glorias del deporte del país: Willington Ortíz y Cochise Rodríguez. De allí la inspiración.

Actualmente Bassa, el cuarto de ocho hermanos, reside en Bogotá. Su empresa cuenta con 52 empleados y se dedica a los temas tecnológicos y científicos, siempre brindando un buen contenido para el mejor desempeño educativo.

El 13 de febrero de 1987, Bassa gana el título mundial del peso mosca ante Hilario Zapata, en el Country Club de Barranquilla.

Viaja por año a cuatro países distintos. Junto al expelotero Édgar Rentería manejan una sociedad y, además, representa a empresas en Finlandia.

De su vida dentro del cuadrilátero recuerda lo mejor: la casa que le regaló a Pancrasia Santana, su señora madre, luego de conquistar el título mundial del peso mosca el 13 de febrero de 1987 y la pelea que protagonizó,dos meses después, con el norirlandés Dave McAuley, la primera defensa de las siete que realizó. Combate a 13 asaltos con final dramático y que fue elegida como la mejor de ese año por la AMB.

'Sabía que no iba a ser fácil, pero jamás pensé en perder. Di todo hasta el final y es que eran 13 asaltos. Hoy ni por el berraco un boxeador aguanta ese trote', destaca Bassa que solo pudo llegar hasta cuarto de primaria.

El día en que perdió el trono mundial ante el venezolano Jesús Kiki Rojas también está intacto en su mente.

'Perdí por un punto, algo ilógico. Eso sí, siempre tuve claro que esa iba a ser mi última pelea, ganara o perdiera. Quería retirarme invicto, no pude hacerlo. Mi vida en el boxeo fue corta, pero gracias a Dios pude obtener todo desde que me prometí dejar la ponchera de pescado'.