El pasado 8 de junio se cumplieron 28 años del salivazo del futbolista iraquí Samir Shaquer al árbitro colombiano Jesús Díaz Palacios que después provocó la sanción más fuerte de la Fifa a un jugador en un Mundial: un año de suspensión.
Luis Suárez ha ingresado a la lista negra de los campeonatos del mundo, de jugadores que acaban como villanos, por sus conductas antideportivas, y antes se recuerda otras agresiones come el cabezazo del francés Zinedine Zidane al italiano Materazzi en 2006, o la de otro italiano Mauro Tassotti por su codazo al español Luis Enrique en 1994 que no superaron la pena impuesta a Suárez. Pero por encima de estas está la de Samir Shaker, en México 1986.
Jesús Díaz, que fue árbitro del partido entre Irak 1, Bélgica 2, que se jugó en el estadio de Toluca, recordó ayer a El HERALDO que, a diferencia del caso de Suárez, en el cual el árbitro no reportó la agresión del uruguayo, él si la hizo. 'Para ese Mundial se celebrarán los 100 años de la Internacional Board, la máxima autoridad de la Fifa en reglas y árbitros, y por los conflictos políticos de la época, el organismo declaraba partidos de alto riesgos, cuando Alemania, EEUU e Irak e Irán se enfrentaban en el Mundial y desafortunadamente o afortunadamente me tocaba pitar esos partidos. Ese día saqué varias amarillas. Fue un partido arduo, expulsé uno de Irak, pero al final del juego los iraquíes me rodearon para felicitarme, y uno me estaba dando golpes, no palmadas, como pensé en principio, en la espalda y al voltearme me escupió. Solo le alcancé a ver el número y lo reporté con otro jugador como expulsados en el informe arbitral que presenté después del juego'.