En los créditos finales me tropecé con el script doctor de Gabriel García Márquez y Carlos Henao. El guión me agradó mucho y la verdad es que la historia agarra, aunque en algún momento pensé que los personajes adultos en medio de un adolescente cederían a algún artilugio, que afortunadamente no se dio.
Me refiero a que ni el niño da lecciones al adulto, y los adultos mucho menos. Al menos en esta fábula, Las lecciones para un beso, son más del azar que de las estrategias particulares.
Los problemas de los jóvenes, son jóvenes en el sentido de la impericia y desaciertos, y la de los adultos, llenos de mañas para lograr satisfacer las arrogancias personales. Para disfrutar el film se tiene que tener claro que no es una película convencional y el cineasta Juan Carlos Bustamante sale bien librado.
¿Y la reflexión? Que en cosas del amor no se puede forzar nada. Que los besos primeros en la adolescencia son los besos que Gabriela Mistral nos dice en su poema Besos: 'Hay besos que pronuncian por sí solos/ la sentencia de amor condenatoria/ hay besos que se dan con la mirada/ hay besos que se dan con la memoria'.
Por Gonzalo Restrepo S.
Crítico de cine