"Yo tenía 16 años y él 35, no sabía lo que estaba haciendo. Quedé embarazada y él, a veces, me manda algo para la niña. Él está casado, tiene hijos con su señora y mi hija no tiene su apellido". Este breve relato resume, a grandes rasgos, una conversación que sostuve con una joven rural cundiboyacense, que tuvo una hija con un hombre adinerado que jamás ha ido a conocer a su hija y que los recursos que le envía, cuando quiere, son irrisorios para su educación y crianza. En Colombia, en todos los niveles socioeconómicos y en todas las regiones, hay una "cultura" de padres ausentes e irresponsables, que tienen hijos por doquier y asumen que las responsables de todo son las madres. Es un panorama tan infortunado que diariamente se presentan, en promedio, 80 acciones judiciales para exigirle a los padres que paguen las cuotas de alimentos de sus hijos. Este número parece alarmante, pero nuevamente, detrás de esto se refugia la idea machista de que los padres no tienen que asumir los costos económicos de traer al mundo a un hijo, o menos aún de hacer la inversión emocional que un hijo merece.
Curiosamente, son estos mismos machos tóxicos y padres ausentes los que se dan golpes de pecho por la aprobación del aborto legal en Colombia y los que acuñaron la frase "yo la ayudo con el niño", como si sus aportes emocionales y económicos hacia sus hijos fueran un favor hacia la madre y no su deber legal y moral. En un país donde un presidente es capaz de admitir que no participó en la crianza de su hijo y que, por tanto, no asume ninguna responsabilidad por las acciones de este último, debemos tener un problema serio como sociedad y en la conformación de las familias. Tal es el nivel de cinismo de los padres ausentes que no les importa reconocerlo públicamente, a sabiendas de que esta conducta tóxica está normalizada en nuestro país.
Hoy, en el Día del Padre, es importante que hagamos una reflexión nacional sobre las cargas y exigencias que se le hacen de facto a la mujer, y que, a pesar de que con los años esto ha ido cambiando, sigue siendo el género que lleva la mayor carga sobre la crianza de los hijos. Ser padre no se trata de una simple transferencia de genes o de una muestra de la masculinidad con la que un hombre está dotado; se trata de asumir la corresponsabilidad en la crianza de un hijo en todos los posibles sentidos y de forma equitativa. Ojalá esta reflexión no solo llegue a esos padres ausentes, sino también a sus amigos y familiares, para que sean los portadores de este mensaje.
Nota: Feliz Día del Padre a todos los buenos papás de Colombia, entre estos al lector número uno de esta columna, al mío.
@tatidangond