La inspiradora frase de Shakira en su canción con Bzrp, “las mujeres no lloran las mujeres facturan”, dejó como mensaje que ante una situación dolorosa, de traición, de divorcio, no hay que llorar sino trabajar con más ahincó que nunca; para la cantante Barranquillera la crisis fue convertida en oportunidad, haciendo lo que mejor sabe hacer componer y cantar. Las reproducciones de la canción fueron innumerables y nuestra amada Shakira convirtió un evento desagradable y critico como su divorcio en un gran éxito para su vida, ganando no solo el cariño respaldo de sus seguidores sino generando riqueza.

Gran tristeza para Colombia y para Barranquilla la determinación de los organizadores de los juegos panamericanos de retirar como sede a la ciudad de Barranquilla, con fundamento en el incumplimiento de los pagos con “Panam Sports” organización que debía recibir una suma de ocho millones de dólares. Para realizar estos juegos en 2027, la ciudad había sido elegida como sede desde 2021.

Para los barranquilleros es un baldado de agua fría, una pérdida de oportunidad de mostrar a Barranquilla como lo que es “la puerta de oro de Colombia” la posibilidad de mejorar sustancialmente en escenarios deportivos, la construcción de una villa olímpica moderna y en mostrar al mundo su belleza y la calidez del trato de su gente.

La negligencia y la falta de organización del gobierno nacional en cabeza del presidente, único responsable de la pérdida de esta oportunidad, si se tiene en cuenta que por mandato constitucional artículo 115 “El presidente de la republica es jefe del estado, jefe de gobierno y suprema autoridad administrativa”.

Este lamentable hecho ha servido para demostrar que estamos siendo gobernados por un fantasioso, sin respaldo en su equipo de gobierno; que los ciudadanos debemos poner en práctica los mecanismos participativos que la democracia y la constitución nos faculta, de lo contrario contribuiremos, con la indiferencia y la omisión, a desmejorar la calidad de vida de los colombianos, dando paso a la inseguridad, la pobreza y la miseria.

Lo que pasó con la perdida de la sede de los juegos panamericanos, es un campanazo de alerta para el país, para el gobierno, para los colombianos, para el gobierno del cambio. ¿De qué cambio? esta retorica resulta no ser más que elucubraciones que solo están en la mente del presidente y de su círculo. Sin ganas y sin pasión no se dan las cosas, toca exigir un mayor compromiso y no solo al gobierno a nuestros representantes a todos esos senadores que fueron elegidos por el pueblo mediante el voto popular para que con su trabajo respondan ante la sociedad en pro de mejorar la calidad de vida de los colombianos y la construcción de la justicia, la igualdad y el progreso.

Después de ojo afuera no hay Santa Lucia que valga, decían mis abuelos. No hay que llorar sobre la leche derramada, Barranquilla merece lo mejor, y con ello, todas las oportunidades. Si no se puede recuperar la sede de los juegos panamericanos, la ciudad y sus gobernantes buscaran la manera de compensar esos ingresos con la organización de eventos de talla mundial, ¡de eso estoy seguro! Considero que los responsables de los reiterados incumplimientos que dieron lugar a la perdida de la sede de los juegos moralmente deben ser tratados como autores de felonía con la patria y con Barranquilla, sancionados disciplinariamente, declarados personas no gratas. En todo caso, lo más importante será demostrarle a su gente a Colombia y al mundo, que ante las dificultades, la traición y la perdida de la sede de los juegos panamericanos, ¡Barranquilla no llora, Barranquilla factura!