El domingo pasado desde las tres de la mañana acudieron a la convocatoria de un famoso señor Tunick, más de siete mil personas que puntualmente de acuerdo a las exigencias de la citación se alinearon en la Plaza de Bolívar de la Capital. Varias eran las condiciones a cumplir por los voluntarios madrugadores. Llegar a la hora señalada, no estar bajo la influencia del alcohol ni de drogas sicotrópicas, acatar las órdenes de ubicación impartidas por Tunick y sobre todo permanecer absolutamente desnudos hasta que se cumplieran los propósitos del fotógrafo.

Como sabrán, el objeto de la reunión no era protestar por algo, ni abuchear o aplaudir a Petro, ni tomarse unos tragos, ni asistir a un concierto de Carlos Vives, ni salir veloces para correr la 21K de Bogotá y aunque más de uno podría creer que los asistentes estarían pensando al menos en parar algo, no señor, estaban pendientes de posar en diferentes posturas y formaciones para que el fotógrafo los registrara encueros. Alguien diría que como Dios los trajo al mundo pero ojalá fuera así, cuando nacimos casi todos éramos bonitos, gorditos y graciosos, en cambio aquí hubo de todo. Sin importar el sexo, mejor el género, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, gordos y flacos, mestizos, mulatos, afrodecendientes, cachacos y hasta costeños, se quitaron íntegramente la ropa y como un gran rebaño de ovejas recién esquiladas se juntaron para tomarse unas fotos.

Las imágenes que vimos en las redes sociales muestran una larga hilera de nalgas de todas las formas, tamaños y texturas que daban el pompis a las gráficas en primer plano. Y luego se pueden distinguir a los miles de modelos de los que se aprecia que cumplían todos con la principal condición, estaban completamente desnudos. Si solo fuera el “digan wiskey” y listo, la cosa sería fácil pero siete mil personas juntas y seguramente revueltas durante varias horas invita a que hagamos suposiciones mínimas.¿Qué destino tendría un chorrito de pis que sería inevitable surgiera de la entrepierna de uno de los modelos? ¿Y si los chorritos fuesen 50 o 200 o mil? ¿Cómo se manejan las apetencias naturales de 4 o 5 almas desnudas por metro cuadrado cuando los roces y la cercanía de cuerpos atractivos provocarían el deseo inevitable en muchos pero también las ganas de salir corriendo en otros? Un cuerpo desnudo en la intimidad de una alcoba es casi siempre bello y atractivo pero no puedo afirmar lo mismo de tener a centímetros a una modelo universitaria, un barrigón peludo, una flaca hirsuta, un famélico habitante de la calle o a un musculoso levantador de pesas.

No sé si es modernismo, cambio cultural, exhibicionismo o simple moda pero seguiré escogiendo desnudarme frente a mi pareja disfrutando y compartiendo juntos las cosas bonitas o feas que tenemos los dos, conociéndonos más cada vez que creemos conocernos integramente y ante todo respetando nuestra intimidad que es quizá el único valor que no nos puede vulnerar voluntariamente este mundo que nos está atropellando en casi todo. Con todo el respeto, a la encuerada del domingo no le veo la gracia.

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