Creo que si existe una frase cliché que nos va dejando esta pandemia es esta: “cuando todo esto pase, nos vemos”. Nos hemos acostumbrado tanto a posponer la vida, las celebraciones, los reencuentros, las citas y las visitas, que casi siempre cada interacción con una persona que no sea de nuestro núcleo familiar termina con la esperanza de que cuando todo esto acabe nos volveremos a encontrar.

La verdad, hemos estado detenidos en el tiempo por año y medio, en una especie de trance en el que cuando creemos que todo está a punto de arrancar, cuando pensamos que tal vez es hora de volver a salir como antes, cuando nos ilusionamos con el nuevo movimiento de la ciudad, nos meten un freno de mano, y el “cuando todo esto acabe” se hace cada vez más lejos.

Sin embargo, con la plena confianza de que el sistema de vacunación seguirá el ritmo que lleva, y con la esperanza de que los bloqueos que están ahogando la economía nacional logren ser deshechos, creo que esta vez estamos verdaderamente ante el principio del fin. Y por ende, es hora de tomar cartas en el asunto para poder volver a reactivar los sectores que se han visto tan golpeados en esta pandemia. Es hora de volvernos a encontrar para volver a aportar nuestro grano de arena.

Llegó el momento de salir de las casas para consumir en el restaurante que no ha logrado salir a flote, de ayudar a los emprendimientos locales para que puedan seguir pagando los sueldos de sus empleados y los productos de los artesanos, de viajar localmente para impulsar el turismo nacional, y de intentar, a toda costa, generar empleo, volviendo a hacer eventos que apalancan tantas industrias. Necesitamos como nunca que todos dejemos de posponer nuestros encuentros, pues poco a poco, y casi sin darnos cuenta, nos hemos acostumbrado a ello.

Y no se trata de escoger entre la vida y la economía, pues esa conversación no es la que toca tener ahora. Ahora, por el contrario, toca que empecemos a hablar de una nueva era, de nuevos planes para la ciudad y para el país, y de un nuevo renacer, porque entre más pase el tiempo, más estragos para el futuro, y más complicado será volver a que las cosas sean como antes.

Así que a partir de ahora las frases tienen que cambiar. Hay que comenzar a ponerle fecha a las citas, fecha a las reuniones, fecha a las celebraciones, fecha a las fiestas pequeñas, y hay que dejar de aplazar vernos cara a cara (con tapabocas, por supuesto), por el bien de nuestra nación.

Porque todo es un dominó. De un evento social viven las peluquerías, los emprendimientos de moda, los diseñadores, los meseros, los dueños de los locales y hasta los rebuscadores que se encuentran a las salidas de los establecimientos. De una salida turística viven los hoteles, los taxistas, los auxiliares de vuelo, los transportes especializados, las agencias, los meseros, y hasta los rebuscadores que siempre encuentran cómo venderte algo que no sabías que necesitabas. Y de un encuentro de amigas en un restaurante viven más familias de las que en principio pensarías.

Llegó el momento de empezar a salir, para que todos puedan salir del hueco.