
La gente de la Costa
Frente a la renuncia de Carlos Fernando Galán a la presidencia del partido Cambio Radical por el aval concedido a Oneida Pinto para la Gobernación de La Guajira por parte de Alex y Arturo Char, el jefe del grupo, Fuad Char, le respondió públicamente a Galán con esta frase: “El señor Galán no conoce a la gente de la Costa”. Como toda La Guajira votó por Kiko Gómez –uno de los exgobernadores presos por crímenes y otros delitos–, nadie puede cuestionar a Oneida por haber hecho lo mismo, palabras más, palabras menos del señor Char. Por lo menos así lo recoge el Nuevo Siglo bajo el título “Sigue puja en Cambio Radical por aval a candidata de La Guajira”.
Pero esta no es una declaración más del jefe político más importante de la Región Caribe. Cuando el país conoce el último estudio de Transparencia Colombia que dirige Elizabeth Ungar, lo que realmente queda en evidencia es que, por lo menos, “la casa Char” ignora lo que está sucediendo en esta región, y para ser equitativos, también en la gran mayoría del país. Las gobernaciones, muchas alcaldías y las contralorías están tomadas por la corrupción y, en el caso de la Costa, particularmente La Guajira aparece con muy alto riesgo de caer en este tipo de delitos. Sin embargo, la del Atlántico tampoco se salva y aparece con ‘alto riesgo’, junto a Magdalena, Sucre, San Andrés, Cesar y Bolívar. Córdoba es el único departamento de esta parte del país que tiene un riesgo medio de caer en actos de corrupción, lo mismo que Barranquilla, con riesgo moderado.
Además de ignorar que los índices regionales de transparencia son muy lamentables, esta frase de Fuad Char tiene también otra serie de interpretaciones, a cual más de preocupantes. Primero, da pie para pensar que “la gente de la Costa” acepta sin reatos de conciencia los actos que violan las normas, lo cual debe tener a más de uno de los millones de caribeños que sí creen en la ética al borde de una crisis de nervios. Segundo, que su gran poder político, que ahora llega a Bogotá al ganarle a los Galán frente a su gran jefe Vargas Lleras, tiene el principio de que la falta de transparencia no es un impedimento para ejercer cargos públicos. Y se podría agregar que queda implícito que lo importante es que hagan cosas cuando estén en el poder.
Si esa es la norma que va a regir en nuestros departamentos del Caribe y en Cambio Radical y en la posible presidencia de su gran jefe, Germán Vargas Lleras, es fundamental que la sociedad de Colombia, que está saturada de la corrupción en este país, reaccione antes de que sea demasiado tarde.
Queda la esperanza de que Germán Vargas, hoy súper vicepresidente del país, reaccione –así sea en privado para que no lo acusen de participación en política electoral–, y rechace esta manera de concebir el estilo y forma de ejercer esta actividad. No será nada fácil, porque son los Char los que le aseguran la Presidencia, dado que la Costa está controlada, cada vez más, por este grupo político que reúne muchísimo poder económico y votos. No la tiene fácil el vicepresidente porque el dilema es entre ética y votos, entre transparencia y Presidencia. Ojalá la sombra de su abuelo, de quien heredó el temperamento, lo ilumine porque para Colombia él fue un presidente con temple, pero honesto.
cecilia@cecilialopez.com
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