Desde la prestigiosa clínica Reina Catalina en donde estamos internados con dolencias de racamandaca, hablaremos hoy sobre dirigentes deportivos que ya cursaban sus años en el ambiente del fútbol profesional colombiano, y transcurría en absoluta calma y aparentes principios de cordialidad entre ellos, cuando viene ahora una turbulenta situación que al parecer circulaba subterraneamente -no podemos precisar la fecha o el comienzo de este cisma futbolero que viene a recordar el que fuera el más duro de los enfrentamientos entre la costa y el interior del país- es un milagro de difusión que este espectáculo no esté rodeado de silencios sino todo lo contrario, abierto a la luz del día, con ese derecho inalienable que el público deportivo de Colombia tiene para conocer todo acerca del fútbol colombiano.
Los deportistas de la costa atlántica, pero especialmente los aficionados al fútbol desde luego piden, sin embargo mayor acopio de información futbolística sobre este drama que al parecer hay mucha gente dispuesta, no a que la información sea total sino todo lo contrario: tapen, tapen y tapen, del que hablaba originalmente el doctor Laureano Gómez para sacar de sus silencios cómplices los delitos que se cometían en el ·rea administrativa del país.
Se nos dice que entre los tres personajes (Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol; Jorge Perdomo presidente de la Dimayor; Álvaro González Alzate presidente de la Difutbol) han cruzado insultos violentos entre sí, cada uno con el ánimo pendenciero que es de suponer, pero eso sí, no serán detalles para el estímulo de la comadrería deportiva.
Se dice que entre ellos comenzaron a provocar lo que fueron en sus comienzos o antes de haber comenzado a servir al fútbol. Ya sabemos que en cuanto se relaciona esta trifulquilla a Ramón Jesurún lo único que pueden decirle, y eso no es un cargo como para alarmarse, que no fue hombre de fútbol, sino de baloncesto en las canchas barranquilleras. Del señor Perdomo no conocemos absolutamente nada sobre sus comienzos, y ahora hemos sido sorprendidos con un tráfico de dólares de cuya honestidad nada sabemos, y el señor Álvaro González, de este viejo pajarraco futbolero sí que se conocen sus habilidades insumergibles para permanecer por tantos años al frente del fútbol amateur colombiano, de cuyo progreso estancado es responsable.
Bien, esperemos en las tribunas deportivas de nuestro país, que se llegue mañana martes a soluciones radicales y de fondo, para aplastar esta insurrección futbolera de los acaudillados del fútbol colombiano.