El periódico New York Times ha publicado una serie de columnas de autores prestigiosos usuales de sus páginas, en las que refutan lo que ellos mismos argumentaron en el pasado. ¡Gran idea! Las opiniones no son estáticas, ni están ancladas en los columnistas, uno a veces evoluciona en sus posiciones - en fin, cambia- porque quienes escribimos, somos personas haciendo un esfuerzo semanal, no robots. Y sí: a veces nos equivocamos. Lo han dicho ya: David Brooks, Zeynep Tufekci, Farhad Manjoo, y ahora el turno fue para Paul Krugman. Ha sido una delicia leer a mentes brillantes admitiendo errores.
“Me equivoqué" es el título de la serie. Brooks sobre el capitalismo. Tufekci sobre la razón por la que funcionan las protestas. Manjoo sobre facebook. Y Krugman sobre la inflación. Los cuatro admiten incorrección en su línea argumentativa y explican sus nuevas posiciones. Por supuesto masacrados en las redes sociales, antes y también ahora que corrigen. Mejor dicho, que hay un sector de la amalgama digital dedicado solo a criticar a ciertas personas, y no a debatir sus ideas. Entonces sin importar lo que el personaje piense o escriba, siempre hay un pero. Como la noventera canción de Aterciopelados: "malo si sí, malo si no".
Esto dice el mismo Krugman sobre el Paul del pasado: "Hubo quienes advirtieron que el paquete sería peligrosamente inflacionario; otros especialistas estaban bastante tranquilos. Yo era del Equipo Tranquilo. Al final resultó que, claro, era una mala apreciación.". Admite su enorme error de percepción en su momento, se equivocó.
Les recomiendo ampliamente que lean su columna, vale la pena. De paso, porque explica línea a línea y con detalle, las razones que lo condujeron al error. Sin matices acepta que ha sido una gran lección de humildad.
Ahora les digo, si Paul Krugman (Premio Nobel de Economía) se equivoca, ¿Qué queda para el resto de mortales? Ojo, antes de que alguien salte a decirme que esta es una defensa para el texto publicado por Marcela García en este diario, les digo tajantemente que no. No hay relación alguna. Pero me toca aclararlo, antes de que algún sin oficio se le ocurra inventárselo en redes, porque vivimos en un mundo donde las mentiras digitales cotizan al alza y el que más retuits obtenga con sus falacias es rey.
Yo también como columnista me he equivocado, algunas veces en la forma, otras de fondo. Lo evito, sufro mucho cuando veo un error, así sepa que es posible que pase inadvertido. Es demoledor porque la tinta no se borra y hoy en Google mucho menos. Yo como Krugman también me he llevado varias lecciones de humildad y espero seguir escribiendo con el único fin de seguir aprendiendo. Porque ese para mí, es el verdadero fin de un columnista, ordenar sus ideas y alimentarse de la discusión sobre ellas. Gracias a EL HERALDO por darme ese privilegio.
@KDiarttPombo