Julio Olaciregui me ha traído anoche un libro suyo, el último que ha escrito, en esta ocasión para Collage Editores, entidad que lanza al mercado dos colecciones de gran interés.

El libro de Julio se titula Vida cotidiana en tiempos de García Márquez y es una evocación, o mejor, una invocación al espíritu del nobel escritor, un libro de 328 páginas, a la vez unas memorias de este magnífico narrador barranquillero, así como un pretexto para hablar de sus amores, de sus amigos y de obsesiones que comparte con ellos y con el Gabo invocado.

Lo puedo decir habiendo apenas hojeado, digo, ojeado, el ejemplar que Julio me trae y que absorbe de inmediato mi atención, sobre todo porque uno de los primeros textos de Vida cotidiana se refiere al cine de García Márquez, no el que intentó hacer a partir del experimento de La Langosta Azul, ideado con Álvaro Cepeda Samudio, ni el de su etapa de guionista en México, junto a Buñuel y Carlos Fuentes, sino ese que lo cautivó en su época de buscar lenguajes y narrativas para encantar como un prestidigitador a su público.

En su libro, Olaciregui dice que quizás fue La voluntad del muerto, una película muda de 1930, la primera que habría visto Gabito en su infancia. La película es citada por el escritor de Aracataca en El coronel no tiene quien le escriba.

Pero no es en El coronel que García Márquez se refiere por primera vez al cine. Olaciregui precisa que lo hizo en su cuento En este pueblo no hay ladrones, cuando la mujer de Dámaso, el muchacho que se había robado las bolas de billar, le dice “Toma, Jorge Negrete”, en referencia al buen actor y cantante mexicano.

En este libro que apenas he empezado a leer y que está lleno de guiños para sus amigos, Julio Olaciregui nos ofrece una lista de las películas preferidas de García Márquez.

Sin duda, el japonés Akira Kurosawa fue uno de los directores que lo encantó, sobre todo con su cinta Rashomon, de 1950. Ladrón de bicicleta, de Vittorio De Sica, estrenada en 1948, fue también una de las cintas que impactó a Gabo, aunque Julio Olaciregui nos añade Los niños nos miran, Milagro en Milán, Umberto D y Stazione Termini, todas de De Sica, alabadas por García Márquez.

La lista de Julio, que no pretende ser terca ni exhaustiva, incluye El abrigo, de Alberto Latuada; Crónica de un amor, de Michelangelo Antonioni; Secretos de mujeres, de Ingmar Bergman; Julio César, de Joseph Mankiewickz; O Cangaceiro, de Lima Barreto; La burla del diablo, de John Huston; La batalla de Argel, Gillo Pontecorvo, y Último tango en París, de Bernardo Bertolucci.

Este capítulo del último libro de Julio Olaciregui nos permite convocar, para concluir, un fragmento de la entrevista que Gabo le concedió a su amigo Plinio Apuleyo Mendoza en El olor de la guayaba y que, como nosotros, Julio pondera tanto:

–¿Los directores de cine que más admiras?

–Orson Welles, sobre todo por Una historia inmortal, y Akira Kurosawa por Barba Roja.

–¿La película que más te ha gustado en toda tu vida?

–El General de la Rovere, de Rossellini.

–Y después, ¿cuál otra?

–Jules et Jim, de Truffaut.

–¿El personaje cinematográfico que te hubiese gustado crear a ti?

–El General de la Rovere.