Presidente Duque: dos buenas y dos malas
Desde el punto estrictamente político, considero que el presidente Duque perdió la oportunidad histórica de cimentar las bases de una nueva derecha emprendedora, moderna, reformista, alejada del pensamiento tradicional conservador con el que la ciudadanía, especialmente jóvenes y mujeres, no se identifica.
Es probable que el sueño de los colombianos sea lograr que el país sea una sociedad moderna, próspera, democrática, civilizada y armoniosa.
No podemos aceptar nuestro trágico destino lleno de sufrimientos, conflictos y pobreza. Cada cuatro años, al elegir un nuevo Gobierno, renacen las esperanzas y hay un cierto hastío hacia el Gobierno que se va.
El presidente Duque, según las encuestas, desencantó a la mayoría de la población. Pero, para su consuelo, ningún presidente de la región —sea de derecha o de izquierda— goza de la simpatía mayoritaria de su pueblo.
Es prematuro hacer un balance de su gestión, pero se pueden destacar hechos buenos y malos.
Indudablemente que el hecho más positivo de su gobierno fue el manejo dado a la pandemia. Y aunque esta no ha terminado, se logró el mayor éxito posible con un 82% de la población con acceso a la vacuna. Con el compromiso heroico de los funcionarios de la salud, se lograron resultados con calidad técnica, y una expansión sanitaria en áreas críticas que salvó muchas vidas. El Ministerio de Salud es la estrella de este gobierno.
Un segundo suceso positivo ha sido el manejo dado a la migración venezolana. Dos millones 200 mil venezolanos llegaron al país en búsqueda de oportunidades laborales, producto de la crisis socioeconómica del vecino país, y también como un refugio para muchos por la coartación de sus derechos políticos.
Este fue un reto inmenso. Hay que reconocer que en la medida de lo posible la política de regulación y acceso a subsidios como salud y educación ha sido generosa. En América Latina hay un reconocimiento a la política de recepción colombiana.
Entrando en lo negativo, lo más deficiente de la gestión del Gobierno actual ha sido su política social. Durante estos cuatro años creció de manera alarmante la pobreza, y aumentó sensiblemente la desigualdad. Hoy veintiún millones de colombianos viven en condiciones indignas, y alrededor de siete millones pasando física hambre.
No toda esta situación es culpa de la pandemia. Faltó audacia y mayor sensibilidad del Estado. Los esfuerzos de los gobernadores y alcaldes fueron insuficientes, porque al Gobierno central le faltó generosidad.
Un segundo aspecto negativo es que en estos cuatro años, por falta de voluntad política, el Gobierno no avanzó en el camino hacia la paz. Este conflicto armado, que ha dejado más de 500 mil colombianos muertos y más de siete millones de víctimas, adquiere nuevas formas pero no cesa. En lo que va de este año ha habido 49 masacres, y los grupos delincuenciales se han tomado los barrios de las grandes ciudades.
Desde el punto estrictamente político, considero que el presidente Duque perdió la oportunidad histórica de cimentar las bases de una nueva derecha emprendedora, moderna, reformista, alejada del pensamiento tradicional conservador con el que la ciudadanía, especialmente jóvenes y mujeres, no se identifica.
Como expresa el dicho popular: “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con que se mira”. Como diría Groucho Marx, “Esta es mi mirada; si no le gusta tengo otras.
Más Columnas de Opinión
Junior y la sanción a Jorge Duarte
En los más de cuarenta años que he estado en la industria de los medios de comunicación, el fútbol siempre ha sido la misma historia. Los temas del Junior de Barranquilla, por partidos accidentados y fallos arbitrales, siempre se maximizan y s
¡A marchar este 21 de abril!
Algunos colombianos manifiestan que las marchas “no sirven para nada” y por esa razón prefieren quedarse en la comodidad de su hogar, a pesar de las evidentes amenazas en el escenario político; otros creemos que son una herramienta participa
Actuar como jauría
Los paisas protestan en gavilla, cual jauría. Les temen, y obligaron a Petro y a sus ministros del sector a echar tremenda reversa y a comprometerse con las inversiones que habían negado para culminar un túnel, obra por la cual armaron tremendo
El malestar
Estamos viviendo tiempos de postverdad, caos, violencias, basta con ver las noticias y con analizar nuestras vidas, para concluir que padecemos la pobreza de no tener tiempo, de estar corriendo tras un mandato planetario de productividad, de estr