La pausa forzada que tiene el fútbol de Messi, Cristiano y compañía, es decir el fútbol de hoy, nos invita a mirar el de ayer. En eso estuve estos días y volví a ver el partido de la final de 1970, entre aquella mágica Brasil de Pelé y la selección de Italia.

Otra vez quedé maravillado, aunque los he visto muchísimas veces y hasta los puedo describir de memoria, con los goles de Brasil. El salto hasta el cielo de Pelé para cabecear el centro de Rivelino. El latigazo de Gérson al borde del área. La sutileza del pase Pelé con la cabeza para la atropellada de Jairzinho. Y la coreografía previa al pase ‘sin ver’ de Pelé a Carlos Alberto, que anotó el cuarto. Una fiesta maravillosa de fútbol. Sospecho que la historia del fútbol se divide en un antes y un después de semejante belleza.

Regodeándome, aún después de tantos años, irrumpió el actual analista y entonces caí en la tentación de ver otras cosas. Por ejemplo, cuando en estos tiempos se cree que se instauró la obligación de que los volantes de primera línea deben de sacar el equipo, dar el primer pase, deberían ver a Gérson y a Clodoaldo tragarse todo el campo marcando, recuperando; iniciando la jugada, continuándola, clarificándola; dándole sentido a la posesión; y, además, acompañando, rematando y anotando. Fueron los mejores dieces final. Hoy, se ha súper valorado el ‘primer pase’ y muchos de los jugadores de esa posición se han acomodado en eso. Deberían ver que ya en 1970 había unos que hacían todo.

Lo otro que llamó mi atención fue el repliegue. Todos pasaban la línea del balón. Lo que algunos critican porque los equipos se van a su propio campo y eso estropea el buen juego ofensivo, pues deberían ver esta final. También vi que tanto Jairzinho y Rivelino retornaban por sus costados para ayudar a sus laterales. Cierto es, que sin la agresividad y extremas exigencias físicas de hoy. Pero, ya como concepto táctico existía aún para figuras como los dos mencionados. Y la gran diferencia con lo de hoy, es que no se intentaba recuperar el balón tras la pérdida, no se presionaba arriba en la salida de los defensores. Y, claro que tenía lógica, todavía tras la devolución al arquero este podía tomarla con las manos: para qué desgastarse en presionar al defensa si tenía el auxilio con ventaja del arquero.

Me quedé reflexionando, y sí, hay más exigencia física, los equipos reducen más los espacios presionando con más continuidad, pero por eso creo que, ante menos espacio y menos tiempo, la excelencia técnico- táctica (para entender el juego y resolver preciso y rápido) seguirá siendo la protagonista.