“La Eliminatoria es el arte de sumar puntos”, expresó Carlos Queiroz en su presentación como técnico de la Selección Colombia. Con cierto aire filosófico del fútbol, no se dio cuenta que estaba diciendo una obviedad. Claro, hay que sumar, mínimo, más puntos que el sexto para tener una segunda oportunidad vía repechaje, y más que el quinto para ir directamente al Mundial.
Reinaldo Rueda lo sabe hace rato. Él y sus jugadores. En función de ese, el único objetivo, la Seleccion Colombia hoy suma 15 puntos y es cuarto en la clasificación.
Después de las primeras cuatro fechas, Colombia estaba en zona de eliminados. Ocho fechas después, y tras la designación de Rueda en reemplazo de Queiroz, está en zona de clasificados. Si es cierto lo que dice Juan Villoro de que el técnico es rehén de las estadísticas, entonces, por ahora Rueda sale bien librado.
Ahora, la mirada hacia el nivel del comportamiento futbolístico, lo que refiere al juego. En ese aspecto tiene menos puntos que los de la tabla. No ha podido encontrar el funcionamiento. Tiene individualidades dispersas. No hay asociación. En estos tres partidos (Uruguay, Brasil y Ecuador), fue superado colectivamente. Con ciertos matices en los segundos tiempos que le permitieron no perder, pero sin poder elevar la calidad en la organización de juego, en su cohesión. Pocas veces interactúan sus jugadores, cada uno desde su función intenta soluciones, pero no ha podido mezclarlos, complementarlos.
El fútbol actual de la élite obliga a que todos los jugadores tengan participación continua y convencida en las dos fases del juego, Colombia en cambio muestra un parcelado procedimiento: unos solo para atacar y otros solo para defender. Y, es de los equipos que aún condicionan y supeditan su mayor o menor calidad y continuidad de su juego a un solo jugador, en este caso a Quintero. Confían en que a partir del momento en que el balón le llegue a Quintero, ahí empieza a jugar el equipo.
Los equipos con mejor juego confían en que los diez jugadores deben iniciar y continuar la construcción del juego. Los aún mejores, logran que esos diez también se involucren en la recuperación del balón. Brasil y un escalón abajo Argentina, ya lo están logrando. Ecuador, con menos brillo y menos jerarquía individual que estos dos, también dejó constancia en Barranquilla, especialmente durante el primer partido.
El reto de Colombia es defender esa posición y adquirir su tiquete a Catar. La tarea mía seguirá siendo solamente explicar cómo lo consigue.