
Estoy entrando a mi casa en Barranquilla a la media noche. He vivido una odisea para llegar y para ver el partido Junior 2 x Santa Fe 0. Para llegar por la angustia que me dejara el vuelo en medio de los “trancones” en Bogotá producto de las marchas y las protestas por temas con el nuevo gobierno y para ver el partido porque tuvimos que hacerlo a través del celular. El primer tiempo lo vi en medio de los carros pitando para evitar chocarse y para avanzar. El segundo tiempo en el avión por la costumbre que tiene Avianca de llamar abordo y dejarte esperando en la manga de acceso y después otra espera (estaba vez fue cerca de una hora) ya dentro del avión y con puerta cerrada.
La experiencia del avión me dio la oportunidad de vivir ese cuento sabroso del Juniorismo. En la entrada del avión todos arrimados preguntando el marcador y los goleadores. Dentro, apeñuscados viendo la pequeña pantalla del celular. La repetición de los goles, la entrada violenta de Javier López sobre Jarlan Barrera y la protesta contra el árbitro después de los seis minutos de adición sin que el partido terminara.
Ahora, cuando veo el video de la rueda de prensa del DT Julio Comesaña y de Víctor Cantillo coincido con el pensamiento de quienes preguntan y de quienes responden. Junior se jaló un tremendo partido. De esos que uno se atrevería a calificar como perfecto entendiendo que esa perfección no es otra cosa que la planificación, el montaje y la realización de un juego para amarrar al contrario, para disminuirlo en sus fortalezas y para ganarle. Eso pasó. Fue un repaso del Junior con tan solo un momento importante de Santa Fe en la segunda parte cuando pudo, por fin, meter sus eficientes pelotazos frontales que fueron solucionados por Sebastián Viera, Luis Narváez, Jefferson Gómez y Rafael Pérez.
Justamente, antes del partido, notamos las ausencias de hombres importantes como Leonardo Pico y Willer Ditta. Fue una apuesta de Comesaña para controlar el juego aéreo y en eso acertó como en casi todos sus propósitos.
Es que esta vez la táctica (método o plan a desarrollar) coincidió sin equivocaciones con la estrategia (el movimiento concatenado para desarrollar la táctica). Si se quiere más elemental “la estrategia es la táctica en movimiento”. O mucho más elemental aún “Comesaña se rebuscó ese triunfo”.
La maravillosa noche de anoche ha terminado con un gran triunfo del Junior, en esta Copa Suramericana que nos coquetea, que se montó en el juego desde el comienzo con algo que nos dejó como enseñanza el pasado mundial de Rusia: jugar al fútbol. Los técnicos tienen que volver a montar sus equipos para jugar al fútbol. Es que el fútbol es un juego que los técnicos olvidaron jugar. El fútbol se había vuelto importante en la medida en que se “jugaba para no perder” en lugar de “jugar al fútbol para ganar”. El Junior de Comesaña hoy, juega al fútbol para ganar y el mejor ejemplo lo vimos anoche en El Campín.
Ha terminado la jornada también con la confirmación de lo que hemos venido planteando. El técnico idea y desarrolla. Los jugadores juegan. El técnico no juega, no dribla, no recupera el balón, ni construye el juego, ni mete el centro, ni va a cabecear el balón para meter un gol. El terreno de juego es todo de los jugadores. Son ellos “los que ponen la música” como dijo Comesaña en la rueda de prensa. Es la esencia del fútbol. El profe escribe la partitura, los jugadores la interpretan. Como las orquestas.
Anoche vimos de todo. Un Junior montado en el juego, desconectando a Santa Fe, amarrándolo en su intención permanente del pelotazo frontal, recuperando rápido el balón y atacándolo con velocidad y eficiencia.
Vimos a Comesaña planteando 1-4-3-3 (Viera, Piedrahita, Gómez, Pérez y Fuentes; Sánchez, Narváez y Cantillo, Jarlan, Teófilo y Díaz) que se convertía, por la dinámica del juego, en 1-4-1-4-1 o 1-4-5-1 e incluso con dos puntas alternadas como Teófilo y Jarlan.
Vimos a Teófilo y a Jarlan derrochando fútbol, vimos dos golazos maravillosos de Teófilo y de Piedrahita, vimos al VAR acertando en decisiones como certificar el primer gol y decretar la expulsión del bárbaro Javier López por el planchazo infame sobre Barrera.
El cuento del fútbol es de los jugadores. Son ellos los que, con base a la idea del técnico, ganan partidos y títulos. Si ellos quieren, pueden. Como anoche.
Y lo esencial: jugar al fútbol. Desarrollar la parte lúdica del juego. Jugarlo bien para entretener y para lograr. O sea, para ganar. Es que no hay otra manera de conseguir estrellas…
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