
Junior, los empates y las derrotas | Columna de Hugo Illera Jiménez
En el fútbol no hay valores absolutos. Cada apuesta conlleva riesgos. Hay que técnicos que apuestan a empatar y pierden, pero de igual manera a quienes apuestan a ganar y pierden también.
La sentencia aquella que “el que monta un partido para empatar termina perdiendo” es igual a lo contrario. En ambos casos lo que determina el éxito o el fracaso es ese “miedo” a perder.
Hay técnicos a los que se espera (caso raro) a pesar de no ganar (Amaranto) y hay técnicos a los que no se les espera a pesar de no perder porque empatan más de lo que ganan (Suárez).
Muchas veces le escuché decir a José Varacka, a sus jugadores al salir a la cancha, en casa o por fuera, “y si no podemos ganar empatemos, pero no perdamos”.
Los equipos de Varacka perdían poco. Hubo un año en que solo perdió tres partidos.
Es posible que la fórmula del éxito sea que las derrotas sean menos que los empates y que los empates no sean más que las victorias.
Los técnicos de fútbol, apostando a una u otra cosa, están casi que condenados a ser culpables de los empates y las derrotas, más no de las victorias. Las victorias son de los jugadores.
Hace mucho tiempo entendí que entre el técnico y jugadores hay responsabilidades compartidas. El técnico monta un equipo titular pero no juega. Aporta la idea en un frío tablero. Los que corren, juegan al fútbol y meten goles o los reciben son los jugadores.
También pasa cuando en los cambios en los partidos. El técnico observa y decide corregir cosas o aprovechar las falencias de su rival, pero es el jugador que entra el encargado de llevar a cabo la misión. A veces sale, a veces no.
La sentencia que “al técnico no le salieron los cambios” no es tan exacta. Del técnico es la idea, pero de los jugadores es la realización.
Vuelvo a Varacka. Si has luchado 60, 70, 80 minutos y no has podido anotar un gol es posible que lo mejor es asegurar un empate que te sume un punto y no perder los tres.
En casos recientes, Junior y Colombia han padecido esa sentencia. Le pasó al DT Cruz Real ante Caldas y Pereira y perdió las dos veces. Le pasó al Profe Rueda con Perú y perdió un punto que ya tenía sumado con el empate. Punto que, hoy, sería de oro.
Que hay técnicos que apuestan a empatar y pierden o apuestan a ganar y pierden igualmente, es cierto.
Pero entre una cosa y otra debe existir la suficiente sindéresis para deponer una eventual victoria y quedarse con el premio de consolación que, visto después, pudiera servir para clasificar a una siguiente ronda.
Y algo real en el fútbol, no siempre se puede ganar. Y si no puedes ganar empata, pero no pierdas. Es posible que te critiquen igual, pero sumaste y porque, finalmente, las derrotas duelen más que los empates…
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