Tras ocho meses de trabajo, expertos nacionales e internacionales, convocados por el Ministerio de Minas y Energía, en enero de este año se trazó la ruta para la transición energética.

Cualquier apuesta que se haga por el desarrollo futuro de Colombia pasa por la modernización en el sistema de energía eléctrica para las industrias y los hogares desde fuentes sostenibles y más amigables con el medio ambiente. Esto desde luego genera un reto enorme en materia de infraestructura y un futuro promisorio en materia de generación para la región Caribe.

Las conclusiones de la misión de la transformación energética se basaron alrededor de cinco ejes: la competencia y estructura del mercado eléctrico; el abastecimiento y suministro del gas; descentralización y gestión eficiente de la energía; cobertura y calidad del servicio y focalización de subsidios y la revisión del marco institucional y regulatorio.

Varias apuestas en este sector liderado por el Ministerio de Minas y Energía cambiaran el modelo convencional del país y le dará lugar a combustibles como el gas natural cuyo mayor potencial se encuentra en el Mar Caribe y el uso de tecnologías solares y eólicas para las cuales nuestra región también tiene uno de los mayores potenciales del país, entre otras medidas por ejemplo, las cien mil personas beneficiadas que habitan zonas rurales y alejadas donde la infraestructura energética llegara por primera vez.

En un país en el que 1,5 millones de colombianos aún cocina con leña, los esfuerzos orientados al mejoramiento de la infraestructura y el acceso a los servicios públicos, sin duda alguna se pueden resumir en dos palabras “calidad de vida”.

Surgen además otras oportunidades para las ciudades que como en el caso de Barranquilla trabajan para consolidarse como ciudades energéticas, con la apuesta por la transformación energética veremos cómo los sistemas de servicios públicos se vuelven inteligentes aportando datos para la construcción de nuevas políticas, la resiliencia al cambio climático impulsara la movilidad eléctrica y serán los territorios quienes iniciaran con flotas de vehículos a gas natural, eléctricos e incluso con pilotos con combustibles novedosos en el mundo como el hidrogeno.

Los proyectos solares y eólicos adjudicados en la reciente subasta, son una oportunidad para los puertos de la región Caribe, quienes conforme a los incentivos emitidos por el gobierno podrán importar equipos para la construcción de proyectos de energías renovables previa autorización de las autoridades pertinentes.

Con las subastas realizadas en 2019 se construirán por lo menos 14 proyectos de energías renovables no convencionales a 2022, de los cuales 9 son eólicos y estarán ubicados en La Guajira. Sin embargo, los recientes fenómenos naturales dan cuenta de la necesidad de impulsar nuevos proyectos que garanticen el abastecimiento energético del país por cual estimamos que este sea un sector clave para la reactivación económica durante la pandémica del COVID-19.

Los proyectos harán que Colombia complete su matriz eléctrica y la haga más resiliente a la variabilidad climática, pasando de tener menos de 50 megavatios de capacidad instalada a más de 2.500 megavatios con fuentes no convencionales de energías renovables, según las metas del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022.

Antes de concluir, quiero resaltar el proyecto de empresa de energías renovables propuesto por el alcalde Jaime Pumarejo durante su campaña y que hoy en encuentra en una fase de factibilidad y que generara energía para los edificios públicos, generando unos ahorros significativos para el distrito y un ejemplo para otras ciudades del país.

Desde la CCI Norte seguiremos acompañando al gobierno nacional, gobiernos regionales y locales en el camino hacia la transformación energética, pero en especial acompañaremos en todo sentido a las empresas grandes, medianas y pequeñas del sector de la infraestructura, que, de manera directa o indirecta, aportan al desarrollo de la infraestructura y que serán los líderes en este proceso que ya arranco.