Fue muy gratificante asistir a la graduación de un montón de chicos y chicas en el programa Prensa Escuela de la Universidad Autónoma del Caribe en su aula magna, el Teatro Mario Ceballos. Se trata de un programa especial de la universidad de proyección a la comunidad, en este caso a los colegios de la ciudad, con énfasis en lo que va del género periodístico a lo audiovisual contemporáneo. Es un programa gratuito que se desarrolla durante dos meses los sábados. De él han egresado 6.200 alumnos.
Aparecí allí porque mi hija Gala, 16 años, fue escogida por su colegio junto con otros alumnos y alumnas para asistir a tal programa y, al final del mismo, presentar un trabajo audiovisual que mostrara lo que aprendieron. Resulta que terminé involucrado porque a su grupo le tocaba hacer un podcast y se decidieron por un tema álgido para la comunidad, el suicidio en jóvenes, para lo cual me escogieron como entrevistado; mi hija hizo el guión y lo dirigió.
En la mesa directiva estaban la comunicadora social Sonia Rocío Cañón, creadora y líder del programa que nace en el año 2000 como Prensa Escuela, son 24 años de cátedra de periodismo escolar; luego es un programa de extensión social que depende del Programa de Comunicación Visual y Periodismo, y Comunicación Audiovisual, ambos adscritos a la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas que dirige mi amigo Jaime de la Hoz Simanca, el otro sentado a la mesa.
Frente a ellos iban desfilando los grupos de alumnos a recibir sus diplomas mientras se hacía mención y se proyectaban en la pantalla de fondo los trabajos de cada equipo que resultaron, permítanme decirlo sin sonar a adulación, muy buenos trabajos, con una gran frescura que les permitía soltar la creatividad. Pasaron imágenes de “Dentro de una mente” el podcast en que aparecía yo dando las gracias por la invitación y Jaime se sorprendió de verme. Al poco tiempo se sumó el rector de Uniautónoma, el investigador científico Jorge Senior Martínez, amigo mío.
Cuando anunciaron el nombre de mi hija para ir por su diploma, mi cerebro se escindió, el izquierdo se concentró en grabar para el hipocampo todas las imágenes, y en el derecho empezó a sonar el fliscorno de Chuck Mangione interpretando Feels so good, así de bien me sentía. El clímax fue cuando vi a mi hija estrechar la mano a la comunicadora Cañón y a mis amigos Jaime y Jorge, todo en familia.
Lo que más me tiene contento de todo esto es que la universidad tiene un programa llamado Prensa Escuela Kids, un colegio kínder en lo que se conoce como Mi Pequeña Uniautónoma. ¿Se imaginan a sus niños recibiendo clases de periodismo?