Es casi un reflejo el de los padres cuando entran a mi consulta darle el celular al niño para que se comporte bien en la sesión y permita que se desarrolle sin problemas. Es casi un reflejo el mío cuando digo a la madre y al niño que no se puede usar ningún aparato en mi consulta. Es un acto reflejo la mala cara de la madre y la mirada de rabia que el niño me lanza en protesta. Les digo a los padres que no lo permito porque esa tranquilidad del niño en consulta es una mentira y prefiero verlo como es en realidad, es decir, me soporto la pataleta porque me permite hacer una mejor valoración del niño y un mejor diagnóstico.
Gracias a un reciente estudio tengo argumentos diferentes a mi autoridad en la consulta para sustentar a esos padres las razones por las cuales no deben permitir el uso de las pantallas a niños de 1 año de edad durante 1 a 4 horas diarias porque es muy alto el riesgo de desarrollar a los 2 años de edad atrasos en comunicación, motricidad fina, solución de problemas y habilidades personales y sociales. Se trata de un estudio publicado en la prestigiosa revista JAMA de pediatría con 7.097 niños y sus madres provenientes de 50 hospitales y clínicas obstétricas en Japón a los que se les midieron las habilidades mencionadas a los 2 y 4 años de edad.
Los de 2 años que duraron más de 4 horas diarias frente a las pantallas mostraron un riesgo 3 veces mayor de un mal desarrollo en comunicación, solución de problemas y habilidades sociales. A los 4 años de edad persistían las categorías de problemas de comunicación y solución de problemas.
Los niños aprenden a hablar si son animados a hacerlo en la interacción con otros; con la pantalla sólo escuchan un montón de palabras pero no las reproducen en el intercambio social, ver la cara de las personas es lo que hace que el cerebro entienda cómo interactuar con otros. Así mismo, ante la carencia de la interacción social y la actitud pasiva frente a la pantalla se viene el pobre desarrollo de las habilidades motoras.
Es necesario que el niño se aburra y se frustre como parte de su crecimiento para que aprenda el autoconsuelo y salga a relucir la creatividad, qué va a hacer para desaburrirse sin una pantalla.
Este estudio me ha permitido ampliar mi visión acerca de ciertos atrasos que veo en niños y que no parecen corresponder a dé cit cognitivo o trastornos motores del tipo hipotonía muscular que pudieran explicar sus di cultades en lo íntimo, social, escolar.
La OMS validó el año pasado el diagnóstico de adicción a los videojuegos y los padres deben evitar que las pantallas se les conviertan en una droga.