Qué es la globalización y cómo nos afecta? La respuesta estándar indica que la globalización es la transformación que vive el mundo desde finales del siglo XX en la que se deshacen las fronteras, se acercan los países, se expande el comercio internacional y se hace del mundo un lugar mucho más pequeño e interconectado. ¿O sea? No se engañen. La globalización es lo anterior, definición genérica donde las haya, pero también es una cosa mucho más concreta: el triunfo de Occidente. ¿Cómo que el triunfo de Occidente? ¿Pero no se iban a comer el mundo los chinos? Tal vez. Quién sabe. Pero, de momento, son ellos los que asumen poco a poco nuestro libre mercado o nuestra forma de vestir. Y, con el tiempo, quizá hasta copien también nuestra democracia.

La globalización es la universalización del liberalismo occidental. Especialmente del liberalismo económico, lo que coloquialmente llamamos capitalismo, y, en menor medida pero también, del liberalismo político, esto es y por simplificar, de la democracia liberal. La globalización no es más que el proceso iniciado tras la caída del socialismo como alternativa real al capitalismo (finales de los 80 y primeros 90). Momento en el cual nuestro modelo político y económico se extiende por todo el orbe anteriormente socialista dejando a apenas unas pocas repúblicas como Cuba y Corea del Norte como reminiscencias de lo que un día fue una alternativa real al modelo occidental.

La globalización se produce a toda velocidad merced a internet, que lleva a acelerar y facilitar este proceso haciendo surgir en apenas unas décadas una verdadera economía mundial en la que la expansión sin precedentes del comercio internacional (erigido sobre los pilares liberales occidentales: FMI, BM y OMC) produce la aparición de nuevos actores como China o India.

Los efectos de la globalización son diversos: unos empeoran (piensen en esos obreros gringos cuyas fábricas deslocalizan y se van a Méjico), otros mejoran (China ha sacado a centenares de millones de personas de la pobreza), pero no hay verdaderos resultados por país, sino más bien por persona. Esto es, depende de quién seas para que la globalización te beneficie o te perjudique. Si tienes estudios, idiomas, movilidad geográfica e iniciativa, posiblemente te irá bien. Si no tienes nada de lo anterior, probablemente solo podrás aspirar a trabajos mal pagados o a ser un desempleado de larga duración. La diferencia con el mundo de hace, digamos, cincuenta años es que tu futuro ya no depende tanto de tu nacionalidad, sino de tus habilidades.

¿Es la globalización buena o mala? En general buena, pero a nivel personal ni lo uno, ni lo otro. ¿Inevitable? Nada lo es. Detener la globalización es la retórica de no pocos. Tantos como aún creen, o dicen creer, que existe alternativa a la democracia liberal y al libre mercado. ¿Lo lograrán? Posiblemente no. Como sugiere Jared Diamond, la historia del hombre es la de la creación de grupos humanos cada vez más grandes. No es que la globalización sea nuestro destino, no existe tal cosa, pero sí que es un paso más en lo que los seres humanos siempre hemos hecho: unirnos.

@alfnardiz