En momentos de reclusión y encierro como el que estamos viviendo es difícil analizar una película, o cualquier manifestación artística, sin hacer paralelos. Mientras algunas personas optan por el entretenimiento liviano de mera distracción, otras prefieren temas mas profundos con miras a hacer análisis y encontrar respuestas.

La película Española El Hoyo que se presenta en Netflix y que ha acaparado la atención de críticos y fanáticos del cine de culto, pertenece a la segunda categoría. Son muchas las metáforas que pueden encontrarse sobre las reacciones del individuo ante situaciones extremas.

El Hoyo es la ópera prima del director vasco Galder Gaztelu-Urrutia, ganadora de premios en el Festival de Toronto y el de Sitges, entre otros. Constituye una extraña obra de ciencia ficción, presentada en un estilo muy teatral, que no se compadece en lo mas mínimo con el espectador. Las injusticias que aquí se muestras son gráficas y desagradables, y nos ponen a pensar en cuán individualistas o solidarios seríamos si estuviésemos en una situación similar.

El protagonista de la película es Goreng (Ivan Massagué), a quien vemos al comienzo de la cinta llegando a una especie de prisión llamada El Hoyo. No sabemos cómo ha llegado allí, y su personalidad no concuerda precisamente con lo que vemos a su alrededor. Pero poco a poco se va delatando la razón de su presencia, y por qué llega con El Quijote bajo el brazo, para terminar encontrando una realidad que poco puede cambiar.

Las celdas de la cárcel están divididas por pisos, del cero al 333, y cada uno alberga dos reclusos. Goreng comparte el suyo con Trimagasi (Zorion Eguileor), quien le va explicando las normas del juego, y es imposible no pensar en un Don Quijote y Sancho Panza modernos cuando los dos interactúan.

En la mitad de la celda hay un hoyo donde funciona una plataforma (nombre en inglés de la película) que va bajando por cada piso para repartir la comida. Hay leyes específicas sobre qué se puede comer y cómo, empezando porque nada se puede guardar, y dependiendo de lo que coman los de arriba, quedará o no ración para los de abajo.

Es allí entonces donde se prueba la solidaridad, la compasión y la conciencia a través de sucesos insólitos y repugnantes que acontecen entre los reclusos, y que pueden llegar a extremos inimaginables.

Son varias las películas recientes que usan el género de terror y de ciencia ficción para denunciar injusticias sociales, pero ésta es tal vez la mas cruda, con sus muestras sanguinarias de hambre, suicidio y canibalismo, que, si bien nos hacen cuestionar la condición humana, difícilmente nos puede gustar. Con un final inesperado que se presta a muchas interpretaciones, la película sigue acaparando audiencia a pesar de lo difícil de sus escenas, especialmente por lo identificable con la condición actual.

savdieg@gmail.com