
¡Sin política agropecuaria!
En Colombia el organismo rector de la política agropecuaria es el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, entidad que de conformidad con lo establecido en el Decreto 1985 de 2013, y en cabeza de su ministro, tiene las funciones de formular y dirigir los lineamientos de la política relacionada con el sector, así como el diseño de los instrumentos y estrategias relacionadas con la investigación y su desarrollo tecnológico.
Sin embargo, no hace referencia en cuanto al aspecto del mercadeo de los productos que salen del campo, quedando en manos del libre mercado (oferta – demanda), lo que Keynes llamó “la mano invisible”, con todo su comportamiento psicológico y la malicia perversa del comerciante sin escrúpulo que en las centrales de abastos, y bajo unos sonidos guturales y estomacales, se dan el lujo de fijar el precio del producto que llega del campo, después de una larga batalla contra el clima, las plagas, la calidad de las semillas y el precio de los insumos importados.
Ese libre mercado de que nos hablan los economistas modernos venidos de Harvard, es más académico que práctico, pues no tiene en cuenta las condiciones reales del manejo de nuestra economía, en un país lleno de bandas, clanes, carteles y toda clase de bichos que le chupan la sangre al pueblo.
Por eso, si no hay una política agropecuaria que le garantice al campesino un precio justo a sus productos, el campo no va a progresar y la violencia va a seguir. Se necesita un gobierno que lo defienda de tantos enemigos presenciales y ocultos que a diario lo acechan.
Vale aclarar que el sector agropecuario genera cerca de 3.5 millones de empleos, donde la agricultura familiar y campesina representa más del 70% del proceso, con un aumento en los costos de producción para los insumos, por efectos del dólar, y una caída de las ventas como sucedió con el pollo y la carne, por el cierre de los restaurantes y asaderos.
Para el caso concreto de los productores de papa, la situación de los bajos precios afecta a más de 100.000 familias que dependen de este cultivo. Según las cifras publicadas por el Ministerio, la papa es el tercer producto a nivel mundial después del arroz y el trigo, el 95% de los productores siembran menos de 3 Has y el 80% menos de una hectárea, la papa participa con el 3.3% del PIB agropecuario, la papa genera cerca de 250.000 empleos directos y otros 200.000 indirectos en 10 departamentos y 280 municipios. El año pasado se sembraron 120.000 hectáreas con una producción de 2.700.000 toneladas y con un rendimiento de 20 toneladas por hectárea.
Se requiere entonces de una política pública conjunta del gobierno nacional, departamental y municipal, donde se le guie al campesino sobre las condiciones del mercado, utilizando las nuevas tecnologías, pero también una campaña en televisión para acabar con el mito de que la papa engorda. Sin papa no hay sancocho.
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