¿Golpe de Estado o fraude electoral?
Ahora se nos viene una guerra total entre los candidatos que lideran las encuestas, con misiles tierra- aire y balas de todos los calibres, llenas de odio y mensajes agresivos, calumnias, fotomontajes y datos falsos para formatear la mente del elector, utilizando las herramientas del marketing político en este mundo emocional.
Ni lo uno ni lo otro. Son rumores como estrategia de campaña electoral que busca confundir al elector para crear confusión y miedo en un ambiente peligrosamente enrarecido, bombardeado de noticias falsas y con encuestas maquiavélicamente venenosas. Son trucos para mostrar lo falso como cierto, y lo cierto como falso, lo que en psicología se conoce como el efecto de la “ilusión de verdad”.
En Colombia nuestras Fuerzas Militares no son golpistas. El ejército nacional patrulla las ciudades, el campo y la selva para proteger la vida, bienes y honra del pueblo colombiano y mientras nosotros dormimos “sabroso” ellos batallan contra los grupos armados al margen de la ley. Dar un Golpe de Estado se requiere del apoyo de un socio poderoso, como los Estados Unidos, y ese país no creo que abra otro frente de guerra cuando todas sus baterías están enfocadas en el conflicto Rusia- Ucrania. Además, una medida de esta clase se produce en un gobierno malísimo y Duque no ha sido bueno pero tampoco una catástrofe.
El malestar que pueda sentirse en las fuerzas militares frente a la actitud imprudente del candidato Petro y la respuesta inadecuada del general Zapateiro es cuestión superable. No hay candidato perfecto o inmaculado.
El primer Golpe de Estado lo dio Bolívar en agosto de 1828 después del fracaso de la Convención de Ocaña, ante la convulsión nacional que tenía el país. Como no se dieron los resultados esperados, Simón Bolívar se declaró dictador. Y el último Golpe de Estado lo dio el general Gustavo Rojas Pinilla en junio 13 de 1953, ante el mal gobierno de Laureano Gómez, ejerciendo su autoridad hasta mayo 10 de 1957, cuando lo bajaron, pues la clase política no aceptó el nacimiento del nuevo movimiento que el dictador estaba creando (ANAPO).
Por otra parte, el mayor fraude electoral se produjo en abril 19 de 1970 durante el gobierno liberal de Carlos Lleras Restrepo en favor del conservador Misael Pastrana contra Gustavo Rojas Pinilla, 23 años después que éste diera el golpe contra Laureano Gómez. En esa época no había tarjetón, ni testigos electorales, ni celulares con cámara, ni tampoco redes sociales. Los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) fueron silenciados por el gobierno nacional quien implantó el estado de sitio, la ley seca y toque de queda. Un fraude electoral lo hace el gobierno en favor del candidato amigo.
Ahora se nos viene una guerra total entre los candidatos que lideran las encuestas, con misiles tierra- aire y balas de todos los calibres, llenas de odio y mensajes agresivos, calumnias, fotomontajes y datos falsos para formatear la mente del elector, utilizando las herramientas del marketing político en este mundo emocional.
¿Quién ganaría esta batalla? Aquel candidato que tenga la mayor credibilidad y logre persuadir al elector con un mensaje asertivo que demuestre ser la mejor opción para el futuro del país.
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