Este 15 de mayo se cumplen los primeros 6 años de la entrada en vigor del TLC que firmó Colombia con los EEUU en 2006 y los resultados del mismo para nuestro país no son los que se anunciaron para sobrevender sus beneficios ni los que se esperaban por parte de los más incautos. El tiro nos salió por la culata, pues el TLC no fue más que vísperas de mucho y día de nada. Veamos.
Para empezar, la promesa del TLC era que gracias al mismo Colombia mejoraría ostensiblemente la dinámica de sus exportaciones a la potencia del Norte, que el crecimiento de la economía del país se vería impulsado por el sector externo y se dijo que merced al mismo Colombia desplazaría a Argentina como la tercera economía de Latinoamérica. Y cuando al cierre del 2015 se desinflaron las exportaciones hacia EEUU, al tener un bajonazo del 55.1% con respecto a 2011, se dijo que todavía era muy temprano para sacar conclusiones sobre los beneficios que estaba llamado a reportarle al país el TLC con los EEUU. Que había que tener paciencia y esperar.
Como lo advirtió el Presidente de ANALDEX Javier Díaz “podríamos correr el riesgo de tener unos TLC de una sola vía, por la cual los empresarios traigan para su comercialización en el país, aquellos bienes que antes producían y los cuales ahora simplemente resulta más beneficioso importar para su venta en el mercado local”. Dicho y hecho! Y ello a pesar de que en el 2015 se revirtió la tendencia de la cotización del dólar y se registró una devaluación del peso del 37.2%, justo cuando según el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, “la tasa de cambio flexible nos ayuda a estimular las exportaciones” y “el peso más débil ayudará a la recuperación del crecimiento”.
Pues, nada de lo que él previó pasó, empezando porque el crecimiento del PIB en el 2015 cerró en un 3.1%, muy por debajo del 4.6% de 2014. Y esta desaceleración de la economía no para y se prolongó hasta el 2017, con un anémico crecimiento del PIB de 1.8%, después del 2% de crecimiento del 2016. Es más, entre 2012 y 2017 nuestras exportaciones hacia los EEUU se desplomaron en casi el 50%, al pasar de US $21.969 millones FOB en 2012 a US $10.540 millones en 2017 y, lo que es más grave, el grueso de nuestras exportaciones se concentran en las exportaciones tradicionales, esto es productos minero- energéticos, en proporción de un 73.8% de la totalidad de las exportaciones en ese lapso, que fue de US $85.278 millones. Y, como es bien sabido, para venderle carbón y petróleo a EEUU, que dicho sea de paso han venido reduciéndose también, no se necesitaba ningún TLC.
Bien dijo Manuel José Cárdenas, “los tratados de libre comercio generan oportunidades de negocios, pero no los negocios… De nada nos servirá abrir mercados sino tenemos que exportar”. Colombia, además, como lo acota Andrés
Oppenheimer “está demasiado obsesionada con el TLC y poco obsesionada con la productividad”.
Medellín, mayo 23 de 2018
www.amylkaracosta.net
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