En esta batalla que se formó en la Barranquilla de los años 40 (involucrada nuestra ciudad en el turbión de las grandes peleas que había en el país y en Centroamérica), apareció Serafín Centeno, peso welter cubano de primera fila.
Centeno llegó a las manos de Chelo De Castro Tavera por recomendación de Jesús Losada, quien quería sacarlo de Cuba y endosárselo a cualquier promotor de boxeo del Caribe.
De Castro promovió a Centeno con el campeón colombiano de la división welter, que era como enfrentar a una paloma con un gavilán. Por supuesto, se lo tuvieron que quitar. Centeno enfrentó a seis púgiles latinoamericanos en fila india. En ese desfile de adversarios, un señor venezolano arregló una pelea sin sentido entre ‘el Caimán del Sinú’ y Centeno.
‘Caimán’ era un peso completó y solo este bárbaro venezolano podía montar está absurda pelea contra Centeno.
Finalmente ganó Centeno, pero fue visto arrojando sangre en el camerino.
Esa pelea le hizo un daño grande a Centeno, quien perdió en Panamá y volvió arrojar sangre, falleciendo pocos días después.
Así se perdió un gran púgil cubano.
A ese promotor se le quitó la licencia. Sin embargo, no bastaba para sancionarlo. No obstante, así eran las cosas en nuestro medio barranquillero.