Quién lo creyera, la Presidenta argentina dio un salto cuántico y ahora es médica endocrinóloga. No es para menos, en el Cono Sur pueden dar esos saltos de grandeza. O de no, ¿cómo se explica que Messi esté tan cerca de ser el Mesías, Maradona se porte como un dios y el cardenal Bergoglio sea el Papa? Con el debido respeto, todos tienen su gracia y sus méritos.
Lo inaudito es que una mandataria diga sandeces como que la diabetes es una enfermedad de ricos. No hay que ser especialista para saber que esta enfermedad afecta más a los pobres que a quienes tienen más recursos, si de estratos socioeconómicos se habla. En su país, dos millones 700 mil ciudadanos sufren diabetes, y no son la mayoría de las clases más acomodadas.
Es que esta nueva pléyade de mandatarios latinoamericanos populistas e ignorantes da para todo. Ninguno le llega a los pies a Fidel Castro en materia de magnetismo y liderazgo, pero todos fungen o quieren parecérsele. Ahora Cristina soltó una perla para enmarcar, que además ofende a las clases populares, porque desconoce el derecho que tiene este sector a una mayor inversión en materia de prevención de diabetes, y crea así una talanquera para que accedan a más recursos y mejores servicios.
Valdría la pena que se diera un paseo por Barranquilla, donde se adelantan procesos interesante sobre esta enfermedad por parte del Distrito, y proyectos médicos como Vida Nueva y Demojuan, tanto que se están convirtiendo en un referente internacional, según lo afirmó aquí hace poco el presidente mundial de la WDF, Anil Kapur, que es la máxima autoridad en diabetes en el mundo.
O si no, consideremos estas cifras: el 25 % de las muertes al año obedecen a la diabetes. En este momento, 345 millones de personas sufren de lo que popularmente se conoce como “azúcar en la sangre”. ¿Hay tanto rico en el planeta? Es, además, la enfermedad que más le cuesta a los sistemas médicos. En Colombia, por ejemplo, se invierte entre el 8 y el 15 %.
Fue un alivio para la Presidenta argentina que haya sido elegido como papa su paisano Jorge Mario Bergoglio, de quien se hablan maravillas. De lo contrario la prensa seguiría, como estuvo en estos días, dándole palo a la mandataria, que se caracteriza por sus constantes metidas de pata.
Hasta la saciedad, los médicos gauchos han salido en los medios a aclarar y contradecir lo dicho por su Presidenta, temiendo además que con esas desacertadas declaraciones los recursos oficiales para prevenir la enfermedad sean disminuidos.
“La diabetes es una enfermedad de gente de alto poder adquisitivo, porque son sedentarios y comen mucho”, fue la perla más destacada de todas las que dijo la Presidenta. Le quedó lindo, dirían allá.
Los expertos lo han aclarado: la riqueza no tiene nada que ver con la diabetes. La diabetes tipo 1 es un problema autoinmune. La tipo 2 depende de la dieta y el ejercicio y hay que ver la dieta de los pobres rica en azúcares.
¡Ay Cristina!, tienes papa, estrellas de fútbol que juegan como los dioses y un país muy rico e interesante. ¡No digás sandeces!
Por Humberto Mendieta
humberme@yahoo.com