
Anillo al dedo
"Comunidad del Anillo” han bautizado al combo de policías al que se acusa de conformar un grupo que nada que ver con funciones policivas, sino dedicado a otros menesteres. No se ha dado una clara explicación sobre el nombre de la misma, lo que se presta a interpretaciones variadas. Un anillo es un adorno que, entre otras, simboliza compromiso matrimonial, que a las damas en edad de merecer se les pregunta si les dieron el anillo, como quien dice, si les propusieron matrimonio. Claro, anillo también puede ser una rosca, o una rueda, o cualquier otra cosa que se le pudiera asociar con su forma. Por ejemplo, un dedo, dependiendo de quién utilice el término, y para aludir a qué. Vaya usted a saber.
El caso es que como anillo al dedo le cayó a Santos el que la periodista Vicky Dávila denunciara su existencia, y que por las redes le cayeran a ella rayos y centellas, pues ni corto ni perezoso le pidió su cabeza a las cabezas del grupo propietario de la cadena que, claro, se la entregó para que no los zafaran de tanta pauta y mermelada. Santos, que se la tenía velada a Dávila por su pálido santismo y algún uribismo, negó tal intriga, pero nadie le creyó porque nadie le cree nada, de ahí su lánguido dieciséis por ciento de favorabilidad. En este país de locas, locos y vainas locas, un video que solo debió afectar a una familia tumbó a un viceministro, al comandante de la Policía y a una connotada directora de noticias, mientras que los recientes atentados asesinos en Villeta y otros lares y, peor, los videos de los guerrillos que, en Conejo, armados hasta los dientes con artillería pesada –cuando está prohibido el porte de armas y el proselitismo armado– no tumban a nadie, como si nada hubiera pasado. Porque no ponían conejo, tenían permiso, tanto, que todavía andan por ahí turisteando con los acompañantes oficiales, que los países garantes le caen a Santos como anillo al dedo, pues son como nuestra legislación, garantistas, pero para ladrones y atracadores, y no para la ciudadanía de bien. Estos países garantizan a los guerrillos lo que quieran (son Cuba, eterno apoyador de toda guerrilla esté donde esté, y Noruega, que sabemos, vive en otro mundo), y piensan que los colombianos no tenemos manera de lograr ninguna garantía. Hasta razón les cabe. Pero lo que de veras sorprendió fue lo de la Cruz Roja, se pasó de piña, uno creía que era de verdad imparcial. Da lugar entonces a suponer que hasta ella llegó la mermelada.
Santos es un estratega. Nada de raro tendría que los repetidos rollos sean auspiciados por él para desviar la atención de lo fundamental. Ya dijo que si el plebiscito no se aprueba, se cae el proceso de paz. Es que sabe bien que el país quiere la paz, no está en contra del proceso; está en contra es de las demasiadas canonjías que se entregan a los malandros. Pero no le importa; la pregunta será como anillo al dedo, no tendrá opciones: habrá que responder “Sí” o “No”. Así que, independiente de la mermelada y los chocorazos, ganará.
rzabarainm@hotmail.com
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